La Habana, sábado — En un giro absolutamente revolucionario y sin precedentes, el Gobierno cubano ha anunciado la creación del Ministerio de las Colas, una nueva entidad destinada a institucionalizar y perfeccionar la noble tradición de hacer fila, elevada ahora al rango de experiencia nacional.
Según voceros extraoficiales y muy aburridos en la cola del pollo, el propósito de esta flamante cartera es claro: “consolidar el valor histórico, espiritual y multigeneracional de las colas como parte del patrimonio inmaterial de la nación, y si se puede, meterle un cover a los turistas”.
Las colas como arte de vivir
Lejos de verlas como una molestia, en Cuba las colas son una institución sagrada. Se nace, se crece y se envejece haciendo cola. Se heredan turnos. Se forjan amistades. Se rompen matrimonios. Un anciano de 92 años, entrevistado mientras guardaba su puesto con una chancleta en la cola del pan, declaró con orgullo: “Yo entré en esta cola cuando Batista estaba en el poder, y no me pienso salir hasta que me toquen los cinco panes míos, aunque sean del mes pasado”.
Innovaciones del siglo XXI: colas inteligentes y tours guiados
El Ministerio ya trabaja en un sistema informatizado de turnos con inteligencia artificial: el algoritmo, aún en fase experimental, promete calcular a qué cola debe ir usted en función de su horóscopo, presión arterial y el humor del bodeguero. “Estamos viendo si podemos enlazarlo con Transfermóvil, pero primero hay que esperar que regrese el informático de su cola para comprar detergente”, explicó una funcionaria que llevaba tres horas esperando para entrar al baño del ministerio.
Se evalúa, además, incluir las colas como experiencia turística de inmersión. El paquete “Cuba Auténtica Premium” permitirá a los visitantes europeos elegir entre distintas modalidades: “Fila Exprés para Yogur de Soya”, “Tour Eterno del Combo de Aseo” o la prestigiosa “Excursión a la Quincalla Fantasma”, donde se promete la ilusión de una cola para nada, con la garantía de que nunca llegará el producto. Un guía le contará leyendas urbanas sobre el día en que “entró pollo sin hueso a la carnicería”.
Eventos especiales: competencias, reality shows y hasta influencers
La televisión cubana también prepara el lanzamiento del nuevo reality show “El Último en la Cola”, donde diez participantes luchan por mantenerse despiertos mientras esperan bajo el sol. El ganador obtendrá una bolsa de chícharos y la envidia del barrio entero. “Esto tiene más tensión que una novela turca”, aseguró una señora que lleva desde las seis de la mañana peleando con otra que no estaba, pero sí estaba.
Además, influencers locales como @ColeraCubana y @YotambiénguardoElÚltimo han comenzado a monetizar sus transmisiones en vivo desde las colas, enseñando trucos como “cómo marcar con un pomo vacío sin que te lo tumben” o “cómo fingir desmayo y ganar dos puestos en la farmacia”.
El futuro de las colas: una visión a largo, larguísimo plazo
El Ministerio ha prometido implementar un sistema de fidelización: por cada 10 colas completadas, se ofrecerá un vale simbólico que puede ser canjeado por una sonrisa del dependiente o un «aquí no hay» dicho con afecto. También se rumorea que los niños nacidos en cola tendrán prioridad para marcar en la del yogur de soya cuando cumplan la mayoría de edad.
Mientras tanto, la población se mantiene firme, literal y metafóricamente, en su puesto. Porque si algo tiene claro el cubano es que, aunque la espera sea larga y no haya certeza alguna de lo que llegará, lo que sí no falta nunca es el humor.
Y, por supuesto… la cola.
Nota: Este texto es una parodia humorística. No corresponde a una noticia real.