En recientes días, las redes sociales se han visto inundadas por una serie de publicaciones que alegan la existencia de una fábrica clandestina de picadillo, supuestamente ubicada en la Güinera, donde se elabora picadillo utilizando carne de perro y gato. Esta afirmación ha causado alarma y consternación entre la población, promoviendo una oleada de especulaciones y miedo. Sin embargo, una investigación meticulosa ha revelado que detrás de estas acusaciones se esconde una campaña de desinformación bien orquestada, diseñada para sembrar el pánico y desacreditar al gobierno cubano.
El equipo de investigación, tras un exhaustivo análisis de los audios y videos difundidos, ha concluido que muchos de estos están manipulados o basados en rumores sin fundamento. En los audios, por ejemplo, se repiten patrones similares donde las afirmaciones se basan en «alguien me dijo» o «escuché que», sin proporcionar pruebas concretas o verificables. Además, el video que supuestamente muestra el picadillo cuestionado ha sido desacreditado por expertos, quienes señalan la falta de evidencia tangible que respalde las afirmaciones de que se utiliza carne de animales domésticos.
Además, la policía ha confirmado que no se han realizado detenciones relacionadas con esta supuesta fábrica en la Güinera o sus alrededores. Tampoco se han encontrado pruebas de la existencia de materiales como nylon o anillos de sellaje que se usarían en la producción de picadillo clandestino. Esta ausencia de evidencia física plantea serias dudas sobre la veracidad de las acusaciones.
Curiosamente, a pesar de la rapidez con la que se difunden noticias negativas sobre el gobierno o situaciones en Cuba, no se ha compartido ninguna prueba concreta sobre esta supuesta fábrica. Esto ha llevado a cuestionar el motivo detrás de estas publicaciones y por qué, si los rumores fueran ciertos, no se ha actuado de acuerdo con las costumbres locales de enfrentar delitos flagrantes.