El servicio de telefonía fija en la provincia de Pinar del Río continúa sumido en el caos tras más de 72 horas de interrupciones que han dejado a unos 60 mil usuarios sin comunicación, sin que la estatal Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA) haya logrado ofrecer una solución efectiva ni una explicación convincente sobre la magnitud del fallo.
Según comunicados oficiales publicados por la empresa en sus redes sociales, la afectación se debe a una “central telefónica con obsolescencia tecnológica” instalada en 2020, la cual presenta fallos en sus tarjetas de control. La declaración, lejos de generar confianza, ha despertado el enojo de miles de usuarios, quienes se preguntan cómo es posible que una instalación supuestamente moderna esté al borde del colapso tecnológico a solo cuatro años de su puesta en marcha.
“¿Obsoleta desde 2020? ¿Entonces qué instalaron? ¿Tecnología de segunda mano?”, se preguntan con ironía ciudadanos en plataformas digitales, donde proliferan las denuncias por falta de transparencia, lentitud y negligencia operativa.
Mientras persiste la interrupción masiva, ETECSA ha intentado lavarse la cara en redes sociales mostrando reuniones con jóvenes universitarios y miembros de la FEU, afirmando que se vislumbran “buenos proyectos y líneas de trabajo”. Sin embargo, la desconexión entre el discurso oficial y la realidad cotidiana es cada vez más evidente, especialmente cuando se superponen estas fallas con el reciente aumento de tarifas, que muchos consideran exorbitantes e insensibles en el actual contexto económico del país.
Estudiantes, trabajadores y ancianos denuncian que los precios de los servicios han subido drásticamente mientras la calidad continúa deteriorándose, una contradicción que ha provocado un rechazo generalizado en la población. “Suben los precios, bajan la señal. Prometen futuro, pero ni siquiera arreglan el presente”, comentó un usuario en X (anteriormente Twitter).
La narrativa oficial de “trabajo sin descanso” por parte de los técnicos ha sido recibida con escepticismo, pues no es la primera vez que ETECSA promete soluciones inmediatas que terminan prolongándose por días o semanas. Mientras tanto, comercios, oficinas estatales, centros médicos y ciudadanos comunes permanecen incomunicadosen una provincia donde ya de por sí el acceso a servicios digitales es limitado.
A pesar de las constantes justificaciones técnicas y los llamados a la paciencia, la falta de resultados concretos y la desconexión entre ETECSA y las necesidades reales de la población hacen cada vez más insostenible el discurso de eficiencia que intenta sostener la empresa estatal.
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