El Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) ha anunciado la construcción de la nueva conductora Marino Palatino, una obra que pretende mitigar los graves problemas de abastecimiento de agua que afectan a los municipios de Cerro y Plaza de la Revolución en La Habana. Sin embargo, esta iniciativa llega en un contexto de deterioro extremo de la infraestructura hidráulica, donde las fugas, la contaminación del agua potable y la falta de suministro durante días son parte de la realidad cotidiana en la capital cubana y en varias provincias del país.
Durante décadas, los habitantes de La Habana han padecido un sistema de tuberías obsoleto, plagado de filtraciones y roturas que han derivado en la pérdida masiva de agua antes de llegar a los hogares. A esto se suma la contaminación del suministro, ya que en varias zonas del país se han reportado casos en los que el agua potable se mezcla con aguas residuales, provocando riesgos sanitarios severos.
Los constantes salideros han convertido las calles en verdaderos ríos de agua desperdiciada, mientras que en algunos barrios los residentes pasan días sin recibir una gota. En muchos casos, la única alternativa es depender de camiones cisterna, que no siempre llegan a todos los afectados.
En este contexto, la construcción de la nueva conductora Marino Palatino busca aliviar la presión sobre un sistema que se encuentra al borde del colapso. Este proyecto se desarrollará en varias fases, con el objetivo de reemplazar tuberías desgastadas y mejorar la eficiencia del suministro, beneficiando a más de 72,000 habitantes. Sin embargo, la magnitud del problema hace que muchos cuestionen si esta obra será suficiente para resolver una crisis que abarca toda la ciudad y otras provincias del país.
Más allá de la escasez, el agua que llega a los hogares en muchas zonas de Cuba no siempre es apta para el consumo. En barrios periféricos de La Habana y en provincias como Holguín y Villa Clara, se han reportado casos en los que el agua distribuida por las tuberías presenta olores y colores inusuales, una señal alarmante de contaminación. En algunos sectores, las pruebas han revelado la presencia de bacterias provenientes de aguas residuales, una situación que pone en riesgo la salud pública.
Un Proyecto Necesario, pero No Suficiente
Las autoridades han señalado que la obra de la conductora Marino Palatino es un paso clave para mejorar el abastecimiento en el municipio Plaza de la Revolución y en parte del Cerro. Sin embargo, especialistas advierten que la inversión en este proyecto no resolverá los problemas estructurales del sistema de acueductos, que requiere una modernización integral y soluciones a largo plazo.
La falta de mantenimiento durante años ha llevado a que gran parte del agua bombeada nunca llegue a su destino, mientras miles de cubanos siguen esperando respuestas y medidas concretas que les garanticen un acceso digno y seguro al recurso más vital de todos.
La nueva conductora es, sin duda, una obra de gran envergadura, pero la crisis del agua en Cuba va mucho más allá de un tramo de tuberías renovado. Sin una inversión real en infraestructura, una gestión eficiente y un enfoque que priorice las necesidades de la población, las fugas, la escasez y la contaminación seguirán marcando el día a día de los cubanos.