La emblemática Playa Santa Lucía en la provincia de Camaguey, un destino turístico que otrora fuera elogio de propios y extraños por su belleza natural, enfrenta hoy un desafío creciente que amenaza su esplendor y la salud de su ecosistema: la proliferación de residuos sólidos a lo largo de su orilla. Este fenómeno, que va más allá de la presencia natural de algas, refleja una crisis de conciencia ambiental entre los visitantes y la falta de infraestructura adecuada para la gestión de desechos.
A simple vista, la arena blanca de la playa se ve salpicada no solo por las olas del mar, una variedad alarmante de desechos humanos contamina la vista y el entorno. Latas, botellas de plástico y vidrio, y todo tipo de residuos forman un tapiz de descuido que se extiende a lo largo de la costa. Esta contaminación ademas de degradar la belleza natural del lugar, también plantea riesgos significativos para la fauna local y los mismos bañistas, especialmente niños y adolescentes, quienes se encuentran con un entorno que les enseña, inadvertidamente, a desvalorizar su entorno natural.
Fotos tomadas de una publicación de un cibernauta impactado por el deterioro de lo que fuera una de las playas mas bellas y apreciadas por los residentes en el centro del país
La situación se ve exacerbada por la notable ausencia de depósitos de basura en áreas clave de la playa, lo que complica aún más los esfuerzos por mantener la limpieza. Sin opciones adecuadas para el descarte responsable, los visitantes a menudo optan por la conveniencia de abandonar sus residuos donde sea más fácil, perpetuando un ciclo de contaminación y desinterés por el cuidado ambiental.
Este panorama no solo demanda una reflexión profunda sobre nuestra responsabilidad como guardianes del medio ambiente, sino que también exige una acción inmediata por parte de las autoridades locales y organizaciones ambientales. Es imperativo establecer y reforzar la infraestructura necesaria para gestionar los desechos de manera efectiva, incluyendo la instalación de suficientes contenedores de basura y la realización de campañas de concienciación que promuevan prácticas más sostenibles entre los visitantes.
Fotos tomadas de una publicación de un cibernauta impactado por el deterioro de lo que fuera una de las playas mas bellas y apreciadas por los residentes en el centro del país
Finalmente, la comunidad local y los turistas deben unirse en un esfuerzo colaborativo para recuperar y preservar la belleza de Santa Lucía. La solución requiere más que meras palabras; necesita una movilización colectiva que esté a la altura de las circunstancias antes de que la situación alcance un punto de no retorno. Cuidar de nuestra playa no es solo un acto de amor hacia la naturaleza, sino un imperativo para asegurar la salud y el disfrute de las futuras generaciones.