La población efectiva de Cuba ha descendido a poco más de 9,7 millones de personas, según se dio a conocer en una reciente reunión dedicada al análisis de la dinámica demográfica del país, presidida por el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz.
Este notable decrecimiento poblacional se atribuye a una combinación de factores interrelacionados. Uno de los más significativos es la elevada tasa de emigración. En los últimos años, se ha registrado el mayor éxodo migratorio en la historia reciente de la isla, lo que ha provocado una reducción significativa de la población. Este fenómeno ha impactado directamente en la fuerza laboral y en la estructura social del país.
Además de la emigración, Cuba enfrenta una baja tasa de natalidad. La tasa de fecundidad se ha mantenido por debajo del nivel de reemplazo generacional durante décadas, y en la actualidad el número de nacimientos se encuentra en su punto más bajo en más de 60 años. Este escenario se ve agravado por las dificultades económicas y sociales que enfrentan las familias para tener hijos, lo que desincentiva aún más el crecimiento poblacional.
El envejecimiento de la población es otro factor determinante en esta tendencia. Actualmente, una proporción considerable de los cubanos tiene 60 años o más, lo que implica una mayor tasa de mortalidad y una menor proporción de población en edad reproductiva. Esta realidad aumenta la presión sobre el sistema de pensiones y de salud, generando retos adicionales para la economía nacional.
La combinación de estos factores —alta emigración, baja natalidad y envejecimiento poblacional— plantea desafíos significativos para el futuro socioeconómico de Cuba. La reducción de la fuerza laboral y el aumento de la carga sobre los sistemas de bienestar social son algunas de las consecuencias inmediatas de esta tendencia demográfica.
Las autoridades cubanas reconocen la gravedad de la situación y están evaluando políticas para contrarrestar estos efectos, incluyendo incentivos para aumentar la natalidad y estrategias para retener el talento joven en el país. Sin embargo, revertir esta tendencia requerirá esfuerzos sostenidos y la implementación de medidas integrales que aborden las causas subyacentes de la emigración y promuevan un entorno favorable para el desarrollo familiar y profesional dentro de la isla.