La crisis energética en Cuba persiste a pesar de los recientes esfuerzos para mitigar los frecuentes y prolongados apagones que azotan al país. Este viernes, la Unidad 1 de la termoeléctrica Lidio Ramón Pérez, situada en Mayarí, Holguín, reanudó operaciones tras un cierre controlado de casi un mes, durante el cual se llevaron a cabo 874 acciones de mantenimiento en un lapso de 23 días. A pesar de esto, los cortes de energía continúan afectando a la población de manera severa, con interrupciones que superan las diez horas diarias en todas las provincias.
La reactivación de la Unidad 1, que ahora aporta 230 megavatios al Sistema Electroenergético Nacional (SEN), ha generado pocas esperanzas entre los ciudadanos, que ven poco alivio a su situación. La Unidad 2 de la misma planta permanece fuera de servicio por averías, al igual que otras unidades críticas en las plantas de Mariel y Nuevitas, exacerbando la situación.
La última semana de mayo fue particularmente dura, con cortes energéticos durante las 24 horas del día, lo que refleja una afectación máxima prevista de 870 megavatios en el horario pico. Este escenario se agrava por la notable escasez de combustible necesaria para la generación de electricidad, dejando a 58 centrales de generación distribuida fuera de servicio y retirando 387 megavatios adicionales del SEN.
Las promesas de mejoría y los esfuerzos de mantenimiento parecen insuficientes frente a la magnitud de la crisis energética que enfrenta la isla. Los ciudadanos cubanos continúan lidiando con la incertidumbre y la frustración que conllevan estos prolongados apagones, que impactan no solo en la vida cotidiana sino también en la economía del país. La falta de una infraestructura energética fiable y las constantes averías subrayan la necesidad urgente de soluciones a largo plazo que aún parecen estar fuera del alcance.