Dos hombres han sido declarados culpables por el robo de un inodoro de oro de 18 quilates, valorado en aproximadamente 5,7 millones de euros, sustraído en 2019 del Palacio de Blenheim, la histórica residencia en la que nació el ex primer ministro británico Winston Churchill. El Tribunal de la Corona de Oxford determinó que la obra de arte, titulada América, fue desmantelada y vendida como oro fundido tras el audaz atraco.
Un robo planificado al detalle
El inodoro dorado, obra del artista conceptual italiano Maurizio Cattelan, había sido exhibido previamente en el Museo Guggenheim de Nueva York antes de ser trasladado a Blenheim como parte de una exposición. La pieza, completamente funcional y conectada a la red de tuberías del palacio, estaba disponible para el uso del público cuando fue sustraída en la madrugada del 14 de septiembre de 2019.
Los culpables, James Sheen y Michael Jones, ejecutaron el robo en apenas cinco minutos, utilizando vehículos sustraídos y herramientas como mazos y palancas para acceder a la instalación y desmontar la obra. Sheen, considerado el cerebro de la operación, ya había admitido los cargos a principios de este año, mientras que Jones negó su implicación directa pese a haber visitado el palacio previamente y tomado imágenes de los accesos.
Según la Fiscalía de Inglaterra y Gales (CPS), el plan estuvo meticulosamente estructurado, pero los autores dejaron rastros clave que facilitaron su identificación. «Fue un golpe audaz, pero los delincuentes no fueron lo suficientemente cuidadosos y dejaron evidencias forenses, grabaciones de seguridad y datos telefónicos que los vincularon directamente con el crimen», explicó Shan Saunders, representante de la CPS.
Implicaciones y consecuencias
Junto a Sheen y Jones, un tercer acusado, Fred Doe, de 36 años, fue condenado por conspiración al facilitar la venta del oro extraído tras el robo. En contraste, un cuarto implicado, Bora Guccuk, de 41 años, fue absuelto de los cargos relacionados con la conversión y transferencia de los metales preciosos.
El paradero del inodoro sigue siendo un misterio, ya que nunca se logró recuperar. «Si bien la pieza no fue hallada, confiamos en que este proceso judicial ha permitido desmantelar una red más amplia de delitos financieros y blanqueo de dinero», añadió Saunders.
El Palacio de Blenheim, declarado Patrimonio de la Humanidad, sufrió daños en su infraestructura debido al robo, ya que el inodoro estaba conectado a la red hidráulica del recinto. Tras el hurto, las instalaciones debieron ser cerradas temporalmente para reparaciones.
Un símbolo satírico convertido en objeto de atraco
La obra América, concebida como una sátira del exceso y la desigualdad, había sido utilizada como instalación interactiva en su debut en el Museo Guggenheim en 2016. En aquel entonces, los visitantes podían usar la pieza, lo que le otorgó notoriedad internacional. Posteriormente, el museo ofreció prestarla a Donald Trump durante su presidencia, en lo que fue interpretado como un gesto provocador.
Ahora, la escultura se encuentra irremediablemente perdida, y su destino final sigue siendo incierto. Mientras tanto, los responsables del insólito robo conocerán sus condenas el próximo mes de mayo, en un caso que ha capturado la atención del público británico por su singularidad y la extravagancia del objeto sustraído.