Un ómnibus articulado identificado con el número #378, encargado del servicio de confronta en la capital, quedó varado este lunes dentro del túnel de la bahía de La Habana, debido a la falta de combustible, según confirmó el propio ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila.
El incidente, ocurrido en una de las principales arterias viales de la ciudad, generó molestias significativas entre los pasajeros y vehículos en tránsito, y vuelve a poner sobre la mesa la profunda crisis del transporte público en Cuba, marcada por escasez de recursos, deterioro del parque vehicular, y una reducción constante de rutas.
La situación del transporte colectivo en el país continúa deteriorándose, con largas esperas, hacinamiento en los pocos ómnibus operativos, y una creciente dependencia del transporte privado informal, cuyos precios y condiciones varían ampliamente. Para muchos ciudadanos, llegar al trabajo, a la escuela o a una consulta médica se ha convertido en una prueba de resistencia diaria.
Este tipo de hechos no solo afectan la movilidad urbana, sino que tienen consecuencias directas en la vida cotidiana, la economía familiar y la productividad nacional. Pese a los anuncios oficiales sobre gestiones y estrategias en marcha, lo cierto es que la realidad en las calles muestra una crisis que se agrava con el tiempo.
El varamiento de un ómnibus dentro del túnel de La Habana no es solo un fallo técnico: es una señal más del colapso de un sistema que necesita reformas urgentes y soluciones sostenibles. Mientras tanto, la población continúa esperando, no solo por un transporte más eficiente, sino por un futuro donde moverse por la ciudad no sea una odisea.
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