En medio de la grave crisis energética que atraviesa el país, un círculo infantil en Baracoa se ha visto obligado a modificar radicalmente su funcionamiento para continuar atendiendo a los menores. La falta de recursos básicos ha llevado a una situación insólita y preocupante para las familias de la comunidad.
Debido a la ausencia de gas para cocinar, el centro ha recurrido a métodos tradicionales como la leña para preparar los alimentos. Esta práctica, asociada a tiempos pasados, ha resurgido como única alternativa para garantizar la alimentación de los niños.
La situación también ha obligado a un cambio de horarios escolares, con jornadas más cortas para reducir el impacto de las carencias energéticas. Padres y madres han mostrado inquietud ante la reducción del tiempo educativo y las condiciones del centro, al tiempo que exigen mayor atención por parte de las autoridades.
Pese a las limitaciones, el personal docente ha implementado una reorganización pedagógica con el objetivo de preservar, en lo posible, la calidad del proceso formativo. Educadores y directivos afirman que se están haciendo todos los esfuerzos posibles para no interrumpir la atención infantil.
Sin embargo, persisten las dudas y el malestar en la comunidad, que reclama soluciones sostenibles y una mayor prioridad para la infancia en los planes de respuesta institucional ante la crisis actual.
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