Hombre con móvil, cartel de evento, mujeres en concierto
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Celebración de cumpleaños de Sandro Castro «Aquí no estamos hablando de política, estamos hablando de fiesta»

La celebración del cumpleaños de Sandro Castro, nieto de Fidel Castro, en el exclusivo bar EFE de La Habana ha generado una oleada de críticas e indignación en redes sociales y entre los cubanos de a pie. En medio de una profunda crisis económica, apagones masivos y carencias de alimentos y medicamentos, el lujoso festejo ha sido percibido como una desconexión absoluta de la realidad que enfrenta la mayoría de la población.

«Aquí no estamos hablando de política, estamos hablando de fiesta»

El evento, que incluyó un cóctel de bienvenida, bebidas premium como ron Santiago 15 años, y una entrada con un costo estimado de 1.000 pesos cubanos —equivalente al salario mensual promedio en el país—, fue confirmado por Carlos Rogelio Bolufé, conocido como «Carlucho Verde», organizador principal del evento. Durante una directa en redes sociales, Bolufé dejó claro que la celebración seguiría adelante pese a las críticas. «El país se puede hundir, pero nosotros estamos celebrando la fiesta», declaró en una transmisión que posteriormente fue eliminada.

Cuando uno de los espectadores en la directa mencionó los más de 1.000 presos políticos en Cuba, Bolufé respondió con indiferencia: «Aquí no estamos hablando de política, estamos hablando de fiesta». Durante la transmisión, que tuvo lugar a las 3:00 de la madrugada, se mostró bebiendo una botella de ron valorada en 300 dólares estadounidenses, acompañado de música y comentarios que celebraban la ocasión.

«Miren cómo se ríen del pueblo»

La activista Avana de la Torre fue una de las muchas voces que condenaron el evento. «Es increíble cómo se ríen del pueblo. Esta plaga de vagos oportunistas está completamente desconectada de la realidad», afirmó en una publicación en redes sociales. De la Torre también destacó la desigualdad que representa este tipo de celebraciones. «Una entrada al EFE equivale al salario mensual de esos ancianos que lucharon por la igualdad y ahora apenas pueden sobrevivir».

Otros cubanos también expresaron su indignación en redes sociales. «Mientras nosotros estamos haciendo cola para comprar un paquete de pollo, ellos están en su burbuja de lujo», comentó un usuario en Facebook. «Esto es una burla. No somos iguales y nunca lo seremos», escribió otro, en referencia a las marcadas desigualdades sociales.

Sandro Castro se defiende

El propio Sandro Castro se pronunció días antes para defender su derecho a celebrar su cumpleaños. En una directa publicada en Instagram, afirmó: «Estoy celebrando mi cumpleaños como un joven cubano revolucionario». Castro insistió en que su fiesta era «legal» y que se llevaría a cabo en un «ambiente sano», al tiempo que arremetió contra sus críticos, calificándolos de «voceros de Estados Unidos».

La invitación al festejo, que incluía un cóctel de bienvenida, cerveza Cristal y vino espumoso, subraya el nivel de exclusividad del bar EFE, que ha sido objeto de críticas en el pasado por su elitismo y precios prohibitivos. Una sola noche en este establecimiento puede superar con creces el salario mensual promedio de un trabajador cubano.

Un reflejo de la desigualdad

La celebración de Sandro Castro ha reavivado el debate sobre la brecha entre los privilegios de algunos sectores y la dura realidad que enfrenta la mayoría de los cubanos. Mientras muchos luchan por cubrir necesidades básicas en un contexto de crisis económica y social, eventos como este han sido interpretados como un símbolo de desconexión y desigualdad.

«Esto no es solo una fiesta, es un insulto a todos los que estamos pasando trabajo para sobrevivir», comentó otro cubano en redes sociales. La fiesta de Sandro Castro, en palabras de muchos, no es solo un evento, sino un recordatorio de las profundas desigualdades que persisten en la sociedad cubana.

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