Durante una entrevista concedida a la revista estadounidense Newsweek en el marco de su estancia en la Asamblea General de la ONU, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, reconoció que el país atraviesa una situación crítica y que es necesario un cambio. No obstante, subrayó que cualquier transformación en la isla debe estar condicionada por el levantamiento del embargo impuesto por Estados Unidos y sin intervención alguna por parte de Washington.
Rodríguez Parrilla abordó la situación económica actual de Cuba, marcada por la escasez de recursos, apagones, y un creciente descontento social debido a la crisis alimentaria y energética. Admitió que el país vive uno de los momentos más difíciles de su historia reciente y que las condiciones económicas han empeorado significativamente, lo que hace urgente implementar cambios. Sin embargo, el canciller cubano insistió en que cualquier reforma estará supeditada al fin del embargo económico, comercial y financiero que Estados Unidos ha mantenido durante más de seis décadas.
El diplomático fue enfático al señalar que Cuba no aceptará ningún tipo de injerencia extranjera en su proceso de transformación y reiteró la postura oficial del país de resistir presiones externas. Para Rodríguez Parrilla, el bloqueo estadounidense es el principal obstáculo que impide el desarrollo económico de la isla y su eliminación es clave para cualquier avance significativo.
El llamado del canciller coincide con las crecientes dificultades que enfrenta la población cubana, que sigue lidiando con el desabastecimiento, la pobreza y una infraestructura cada vez más deteriorada. A pesar de las promesas de cambio, muchos cubanos ven con escepticismo la posibilidad de una mejora real en sus condiciones de vida sin una apertura significativa por parte del gobierno y un cambio en la relación con Estados Unidos.
Rodríguez Parrilla concluyó la entrevista reafirmando que cualquier transformación en Cuba deberá realizarse bajo los términos del país, manteniendo su soberanía y sin someterse a presiones de Washington. Mientras tanto, la población cubana continúa esperando soluciones que alivien la crisis que ha afectado profundamente la vida diaria en la isla.