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Campesinos Cubanos en Crisis: «Aquí no hay nada que cosechar»

Un año después de la reunión del VII Pleno de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en Güira de Melena, Artemisa, la situación de los campesinos cubanos no solo no ha mejorado, sino que ha empeorado significativamente. Las exigencias de ampliar la siembra a 470,000 hectáreas, planteadas en junio de 2023, se han enfrentado a un panorama aún más desalentador debido a una escasez agudizada de recursos esenciales como combustible, fertilizantes y herramientas agrícolas.

La frustración y desesperanza permea entre los agricultores, quienes ven cada vez más lejos la posibilidad de cumplir con las metas gubernamentales. Esteban Ajete Abascal, líder de la Liga de Campesinos Independientes de Pinar del Río, expresa con pesar: «El año pasado nos pidieron imposibles, y este año la situación está aún peor. Sin combustible ni insumos, estamos paralizados. No hay manera de avanzar.»

Osmani Poveda Hernández, trabajador de la cooperativa Hermanos Saíz en San Juan y Martínez, refleja un sentimiento similar: “La situación ha ido de mal en peor. Lo poco que se había logrado sembrar el año pasado se perdió sin el mantenimiento adecuado ni los recursos para proteger las cosechas. Nos sienten abandonados por un gobierno que solo sabe exigir sin ofrecer soluciones.”

En San Antonio de los Baños, Daniel Alfaro Frías critica duramente la falta de acción y apoyo gubernamental. “Desde la reunión de la ANAP, no solo no hemos visto mejoras, sino que cada vez es más evidente la falta de compromiso real del gobierno con la agricultura. Promesas vacías mientras las tierras se vuelven estériles,” señala Alfaro.

El aumento en el hurto y sacrificio ilegal de ganado también sigue siendo un problema grave, con poca intervención efectiva para controlarlo. Emiliano González, agricultor de Bayamo, informa: «La situación de seguridad es caótica. El delito no solo no se ha controlado, sino que sigue escalando. Nos roban lo poco que tenemos, y nadie parece capaz de ponerle un alto.»

A un año de las promesas de mejor vigilancia y gestión eficiente por parte de las autoridades durante la reunión de la ANAP, los campesinos se sienten más desprotegidos y escépticos que nunca. La desconexión entre las políticas agrícolas y la realidad del campo cubano no solo persiste, sino que se profundiza, dejando a los agricultores en una situación de desamparo y lucha constante por subsistir.

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