La Comisión Europea confirmó este lunes que el avión en el que viajaba la presidenta del organismo, Ursula von der Leyen, experimentó una grave interferencia en sus sistemas de navegación por GPS cuando se aproximaba a Sofía, Bulgaria.
El incidente obligó a la tripulación a desviar la aeronave y realizar un aterrizaje seguro en Plovdiv, la segunda ciudad más importante del país, guiándose únicamente con mapas en papel. Ninguno de los pasajeros resultó herido, pero el suceso ha encendido las alarmas de seguridad en Bruselas.
Fuentes comunitarias señalaron que existe la sospecha de un ataque de origen ruso, en un contexto de crecientes tensiones entre la Unión Europea y Moscú. No obstante, el Kremlin negó cualquier implicación, calificando las acusaciones como “infundadas” y “parte de la campaña antirrusa de Bruselas”.
La vulnerabilidad del sistema de navegación satelital europeo en zonas cercanas a conflictos ha sido objeto de preocupación en los últimos meses. En paralelo, la OTAN ha advertido en varias ocasiones sobre el incremento de operaciones de guerra electrónica atribuidas a Rusia en áreas del Báltico y el Mar Negro, que afectan tanto a vuelos civiles como a militares.
Von der Leyen se dirigía a una serie de encuentros bilaterales en Sofía, enmarcados en la agenda energética y de seguridad regional. Pese al contratiempo, fuentes europeas confirmaron que la presidenta mantiene su programa oficial, aunque bajo medidas de seguridad reforzadas.
Este incidente, más allá de lo técnico, abre un nuevo frente de debate dentro de la UE sobre la protección de las rutas aéreas estratégicas y el riesgo de que la guerra electrónica se convierta en un factor desestabilizador para la aviación europea.
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