La farmacéutica AstraZeneca ha confirmado oficialmente el retiro de su vacuna contra la COVID-19, Vaxzevria, tras haber distribuido millones de dosis en todo el mundo.
Este retiro, descrito como una medida estratégica comercial, se produce en un momento en que la pandemia está evolucionando y surgen nuevas variantes del coronavirus.
En un comunicado emitido a principios de esta semana, la empresa expresó su orgullo por el impacto de la vacuna durante la pandemia, pero argumentó que «con el desarrollo de múltiples vacunas actualizadas para las variantes de COVID-19 y el excedente resultante de vacunas disponibles, la demanda de Vaxzevria ha disminuido, y ya no se fabrica ni se suministra».
La vacuna AstraZeneca, desarrollada en colaboración con la Universidad de Oxford, desempeñó un papel crucial en los esfuerzos globales para combatir la pandemia, especialmente en países en desarrollo, donde su bajo costo y facilidad de distribución permitieron un acceso más amplio a la inmunización. Según la empresa, «estimaciones independientes indican que cerca de 6,5 millones de vidas fueron salvadas en el transcurso de un año» gracias a esta vacuna.
Sin embargo, la vacuna no estuvo exenta de controversias, ya que se asoció con raros casos de trombosis que resultaron fatales en algunas ocasiones.
El auge de las vacunas de ARN mensajero, como las desarrolladas por Pfizer-BioNTech y Moderna, que ofrecen una mayor protección contra diversas variantes del virus, ha llevado a una reducción en la demanda de Vaxzevria. Países como el Reino Unido, que inicialmente incluyeron esta vacuna en sus programas de inmunización, posteriormente optaron por las vacunas de ARN mensajero para sus campañas de dosis de refuerzo.
El retiro oficial de la vacuna entró en vigor el 7 de mayo, luego de una solicitud presentada el 5 de marzo, marcando el final de un capítulo significativo en la lucha global contra la COVID-19.
Este retiro plantea interrogantes sobre la gestión futura de las vacunas y el enfoque de las pandemias, destacando la necesidad de una adaptación continua ante un virus en constante evolución.