El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro fue arrestado este sábado en su residencia de Brasilia bajo sospecha de intentar eludir el arresto domiciliario que cumplía desde julio, tras manipular con un soldador la tobillera electrónica que supervisaba sus movimientos. La detención, autorizada por el Supremo Tribunal Federal (STF), añade un nuevo capítulo a un caso que ha polarizado profundamente al país y que continúa despertando reacciones internacionales.
La Policía Federal confirmó que ejecutó una orden de prisión preventiva solicitada por sus propios investigadores y avalada por el STF. La medida se produjo en medio de una vigilia convocada por el senador Flávio Bolsonaro, hijo mayor del exmandatario, frente al complejo residencial donde este vive. Fuentes de CNN Brasil aseguraron que el acto, promovido como una “oración por la democracia” y por la salud del expresidente, encendió las alarmas sobre un posible intento de fuga aprovechando la movilización de simpatizantes.
Las autoridades judiciales alegaron que existía una “alta probabilidad” de que Bolsonaro intentara evadir la justicia, citando información sobre la manipulación de la tobillera y la convocatoria de seguidores. Más tarde, la Corte Suprema divulgó un video en el que el propio Bolsonaro admite haber aplicado un “hierro caliente” a la carcasa del dispositivo, una acción que explicó como un acto de “curiosidad”.
Mientras tanto, la defensa del exmandatario calificó la detención como injustificada, insistiendo en que Bolsonaro se encontraba bajo vigilancia policial permanente y en un delicado estado de salud. Abogados y aliados denunciaron motivaciones políticas y aseguraron que el expresidente no tenía posibilidad real de abandonar el domicilio.
La detención ocurre pocos días antes de que Bolsonaro comenzara a cumplir una condena de 27 años de prisión, dictada luego de que cuatro de los cinco jueces del STF lo declararan culpable de cinco cargos vinculados al intento de subvertir el orden constitucional tras perder las elecciones de 2022. Entre los delitos figuran conspiración para un golpe de Estado, organización criminal armada e incitación a actos violentos que culminaron en el asalto a edificios gubernamentales el 8 de enero de 2023.
Desde el exterior, la reacción más inmediata provino de Washington. El subsecretario de Estado estadounidense Christopher Landau expresó en X su “profunda preocupación” por el arresto, calificándolo de “innecesario y provocador”, y acusando al juez Alexandre de Moraes —figura clave en las investigaciones— de actuar sin moderación judicial. Estas críticas se alinean con la postura previa de la administración Trump, que ha denunciado el proceso contra Bolsonaro como políticamente motivado.
Por su parte, Bolsonaro ha mantenido que su juicio constituye una “cacería de brujas”, mientras continúan las sentencias relacionadas con la red que lo acompañó en el fallido intento de mantenerse en el poder. A principios de mes, altos oficiales militares y un agente de la Policía Federal también fueron condenados por conspirar para asesinar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva y por intentar derrocar al gobierno democrático.
Consultado este sábado en Washington sobre el arresto de su aliado político, el presidente estadounidense Donald Trump aseguró no estar al tanto, pero calificó la situación de “muy mala”. Hace apenas unas semanas, Trump había castigado a Brasil elevando los aranceles al 50% por el juicio contra Bolsonaro, para luego flexibilizarlos parcialmente en sectores estratégicos como el café y la carne de res.
La detención del expresidente, ahora bajo custodia en una sala acondicionada con baño, aire acondicionado y televisión, intensifica el clima de tensión política en Brasil, donde la figura de Bolsonaro continúa polarizando a la sociedad tres años después de dejar el poder.
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