Manifestación callejera en Cuba con banderas y carteles

Apagones y marchas: el contraste que indigna a los cubanos

Mientras el gobierno ha convocado una marcha oficialista para hoy en La Habana, miles de cubanos en otras localidades del país, como Camagüey, enfrentan largos apagones que llegan a extenderse más de 30 horas consecutivas. En Camagüey, por ejemplo, los residentes reportan haber tenido solo dos horas de electricidad desde la madrugada, con cortes que comenzaron a las 6 a.m. del día anterior.

La situación no es exclusiva de esta provincia; en diferentes regiones de Cuba se repite el mismo panorama, con interrupciones prolongadas del servicio eléctrico que afectan la vida cotidiana de las familias. Este contraste entre los recursos empleados para la organización de la marcha y la falta de soluciones efectivas para la crisis energética ha generado indignación y cuestionamientos entre los ciudadanos.

En La Habana, las denuncias señalan el cierre de comercios y la obligación impuesta a trabajadores de entidades particulares para asistir a la marcha. Además, el traslado de personas desde provincias cercanas ha sido visto como un gasto innecesario en medio de una grave crisis económica y energética. Un ciudadano comentó: “Si dedicaran esos recursos a generar electricidad, por lo menos tendríamos seis horas más de corriente”.

La organización de estos eventos requiere el uso de combustible, transporte y logística que, según muchos cubanos, podrían redirigirse a sectores más urgentes, como la generación eléctrica o el abastecimiento de alimentos. La sensación de descontento aumenta al contrastar las prioridades oficiales con las necesidades reales de la población.

Mientras tanto, en redes sociales se multiplican los testimonios de cubanos que viven las penurias de los apagones. La falta de electricidad no solo afecta las actividades diarias, sino que también agrava la conservación de alimentos, el acceso al agua y el funcionamiento de los servicios básicos en las comunidades más afectadas.

La desconexión entre las necesidades de los ciudadanos y las prioridades del gobierno sigue alimentando el malestar en la isla, donde la población continúa exigiendo soluciones reales y sostenibles a las múltiples crisis que enfrenta el país.

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