La preocupación se apodera de Yulaine Pérez, una madre cubana que desde hace más de una semana no logra establecer contacto con su hijo, Julio Alberto Díaz Pérez, quien se encontraba en la ciudad de Tapachula, en el estado mexicano de Chiapas. La última comunicación entre ambos ocurrió el pasado 18 de abril, fecha desde la cual no ha habido respuesta a llamadas ni mensajes, aumentando la ansiedad de la familia en Cuba.
Julio Alberto, conocido cariñosamente como «Julito» entre sus allegados, mantenía una comunicación diaria con su madre, por lo que su repentino silencio ha encendido todas las alarmas. Ante la angustiante falta de noticias, Yulaine ha hecho un llamado público solicitando ayuda para localizar a su hijo, compartiendo dos números de contacto —56938587 y 54368221— para cualquier persona que pueda brindar información sobre su paradero.
Tapachula, situada cerca de la frontera con Guatemala, es un punto neurálgico en las rutas migratorias hacia el norte, donde miles de migrantes de diferentes nacionalidades transitan en busca de mejores oportunidades. En ese contexto, las desapariciones o pérdidas de comunicación no son infrecuentes, debido a la vulnerabilidad de quienes se encuentran en tránsito y a los riesgos asociados a los desplazamientos irregulares, incluidos secuestros, detenciones o accidentes.
La situación de Julio Alberto ilustra los peligros que enfrentan los migrantes cubanos que, huyendo de las dificultades económicas y sociales en la isla, emprenden peligrosas travesías por América Latina. La incertidumbre sobre su estado de salud y seguridad mantiene en vilo a su familia, que se aferra a la esperanza de recibir pronto alguna señal de vida.
Diversas organizaciones defensoras de derechos humanos han alertado en repetidas ocasiones sobre la falta de mecanismos eficaces para proteger a los migrantes en zonas como Tapachula, donde la congestión de albergues y los operativos migratorios crean un ambiente particularmente hostil. Ante este panorama, la búsqueda de Julito se convierte en un símbolo de la fragilidad humana en medio de crisis migratorias prolongadas.
Yulaine Pérez, en su llamado, apela a la solidaridad y la compasión de la comunidad, esperando que el joven pueda ser localizado sano y salvo y que este episodio no se sume a las dolorosas estadísticas de desapariciones que afectan a las familias migrantes en la región.