La actriz cubana Ana de Armas ha generado polémica tras la difusión de unas imágenes publicadas por la revista Hola, en las que se confirma su relación con Manuel Anido Cuesta, hijastro del gobernante cubano Miguel Díaz-Canel. Las fotografías muestran a la pareja disfrutando de una salida nocturna en Madrid, donde fueron captados compartiendo un beso que despejó cualquier duda sobre su vínculo.
Durante su estancia en la capital española, Ana de Armas y Anido Cuesta fueron vistos cenando en un exclusivo restaurante italiano, conocido entre los mejores de Madrid. La velada, en compañía de amigos, terminó con un paseo nocturno en el que ambos se mostraron cercanos y cómplices, acompañados por la perrita de la actriz.
La relación, que había sido mencionada por el influencer cubano Alex Otaola hace meses, toma un nuevo giro con estas evidencias. Según Otaola, Ana de Armas habría visitado Cuba en mayo, hospedándose junto a Manuel Anido en un área privada de Cayo Santa María, bajo medidas de seguridad estrictas impuestas por GAESA, el conglomerado militar que gestiona gran parte del turismo en la isla. Estas medidas incluyeron la confiscación de teléfonos al personal, lo que levantó sospechas sobre la naturaleza del viaje y sus implicaciones.
Aunque Ana de Armas no ha comentado públicamente sobre estas revelaciones, la relación ha suscitado críticas y debate, especialmente por el contraste entre el estilo de vida de los allegados a la élite gobernante cubana y las carencias que enfrenta el pueblo en medio de una crisis económica sin precedentes.
Manuel Anido Cuesta, hijo de Lis Cuesta y Manuel Anido, ha sido una figura visible en algunos eventos oficiales, como visitas internacionales junto a su madre y Díaz-Canel, incluyendo un encuentro con el Papa Francisco. Su cercanía con figuras del poder en Cuba y ahora su relación con una celebridad internacional como Ana de Armas han colocado nuevamente bajo el escrutinio público el nivel de privilegios que disfrutan las familias de los líderes en la isla.
La noticia ha generado reacciones divididas, destacándose las preguntas sobre el trasfondo de esta relación y las implicaciones éticas de los vínculos con figuras asociadas al gobierno cubano. Mientras tanto, Ana de Armas sigue manteniéndose en silencio, dejando que las imágenes y los comentarios alimenten el interés mediático sobre su vida personal.
