Calle deteriorada con motocicletas, coches y escombros.
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Alarma social en Cuba por el consumo de drogas entre niños: un video viral revela una crisis silenciosa

Un breve video difundido en redes sociales ha encendido las alarmas en la sociedad cubana al evidenciar lo que muchos consideran una emergencia nacional en torno al consumo de drogas entre menores de edad. Las imágenes, que muestran a niños aparentemente expuestos al llamado kimiko, una droga sintética de alta peligrosidad, han desatado una oleada de preocupación, indignación y llamados urgentes a la acción.

La grabación, publicada por el usuario @JaviXCubaLibre, fue captada en un barrio urbano no identificado y muestra a varios menores en escena mientras, al fondo, se observa a un joven con signos visibles de alteración, que según los comentarios sería consecuencia del consumo de dicha sustancia. Con apenas 19 segundos de duración, el video ha bastado para viralizarse y multiplicar los reclamos de atención frente a un fenómeno que, hasta hace poco, se mantenía en la sombra.

El kimiko –una sustancia cuya composición no ha sido claramente identificada por las autoridades, pero que se asocia con derivados sintéticos de estupefacientes de diseño– ha ganado terreno en sectores vulnerables de la población joven. Informes extraoficiales y testimonios en redes sociales alertan sobre su rápida expansión y bajo costo, lo que ha facilitado su acceso incluso a niños y adolescentes en comunidades de bajos ingresos.

A pesar de las reiteradas campañas de sensibilización impulsadas por instituciones estatales y algunas operaciones policiales en zonas señaladas como puntos de distribución, los resultados parecen ser insuficientes. No existen cifras oficiales recientes que permitan dimensionar con precisión el alcance del consumo, ni hay información clara sobre políticas públicas de salud mental y rehabilitación enfocadas en menores de edad.

Una sociedad desprotegida ante una amenaza creciente

El impacto del video ha dejado al descubierto no solo la presencia activa del tráfico y consumo de drogas entre los más jóvenes, sino también la ausencia de mecanismos eficaces de prevención, monitoreo y tratamiento. “Estamos viendo cómo se pierde una generación ante los ojos de todos, sin respuesta efectiva”, escribió un usuario en X, reflejando el estado de alarma colectiva.

Diversas voces han exigido acciones firmes contra los traficantes, así como la creación de espacios comunitarios de orientación y apoyo, especialmente en barrios donde la precariedad económica y la falta de oportunidades facilitan el terreno para estas prácticas destructivas. También se ha pedido un mayor involucramiento de las escuelas, centros de salud y medios de comunicación en campañas de prevención sostenidas y pedagógicas.

La situación del kimiko y otras sustancias emergentes pone en evidencia que la crisis del consumo de drogas en Cuba ya no se limita a contextos marginales o adultos, sino que afecta de manera directa a niños y adolescentes, sin que exista una estructura sólida para contener su avance. El tejido social, ya frágil por otros factores, se ve aún más presionado por esta problemática.

Un llamado a enfrentar la realidad

Este episodio debe ser leído no solo como una alerta puntual, sino como un síntoma de un problema estructural más profundo, que involucra la salud pública, la educación, la justicia y la cultura comunitaria. La respuesta, para ser efectiva, no puede quedarse en medidas represivas aisladas ni en campañas esporádicas. Requiere de una estrategia nacional integrada, con respaldo institucional, transparencia informativa y participación ciudadana.

Mientras tanto, la infancia cubana sigue en riesgo, y el kimiko se convierte en el rostro más visible de una crisis silenciosa que amenaza con dejar cicatrices profundas en las generaciones más jóvenes si no se actúa con urgencia y decisión.

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