El pasado 31 de julio, se registró un accidente de tránsito en el kilómetro 125 de la Vía Blanca, a la altura de Boca de Camarioca, en la provincia de Matanzas. El siniestro dejó como saldo la muerte de una persona —el conductor del vehículo implicado, residente en Cárdenas— y al menos ocho heridos, entre ellos tres menores de edad.
Según los primeros reportes, el vehículo de combustión interna, que se desplazaba rumbo a Varadero, sufrió una fractura en los clanes de una rueda trasera, lo que provocó su volcamiento lateral. Los menores fueron trasladados al hospital pediátrico de Matanzas, mientras que el resto de los heridos permanecen ingresados bajo observación en el hospital de Cárdenas.
La información fue difundida inicialmente por la página oficialista “Con todos la victoria”, que señaló como posible causa del hecho la falta de mantenimiento técnico adecuado del vehículo. No obstante, más allá de las valoraciones iniciales, este tipo de incidentes plantea interrogantes sobre las condiciones materiales en que circula una parte significativa del parque vehicular del país, marcado por la escasez de piezas de repuesto, el uso prolongado de vehículos adaptados y el deterioro de la infraestructura vial.
Los accidentes de tránsito se han convertido en una de las principales causas de muerte no violenta en Cuba, especialmente en zonas de alta circulación como la Vía Blanca, donde confluyen residentes locales y rutas hacia polos turísticos.
El hecho ocurrido en Boca de Camarioca pone nuevamente en evidencia la importancia de abordar de forma integral la seguridad vial, no solo desde la responsabilidad individual, sino también desde la disponibilidad de recursos técnicos, el estado de las carreteras y la señalización en tramos críticos.
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