La Habana.— La situación social que atraviesa Cuba continúa generando preocupación y alarma, particularmente entre los sectores más jóvenes de la población, donde se evidencian niveles crecientes de vulnerabilidad, exclusión y deterioro social. Vecinos y activistas denuncian que la falta de oportunidades, el empobrecimiento sostenido y la ausencia de políticas efectivas de prevención están empujando a muchos jóvenes hacia escenarios de riesgo.
De acuerdo con una denuncia difundida por La Tijera News, en la mañana de este martes residentes del Reparto Sevillano, en el municipio 10 de Octubre, presenciaron una escena que describen como profundamente perturbadora: una pareja bajo los efectos de una sustancia conocida popularmente como “El Kimiko”, una droga de bajo costo que ha comenzado a circular en varias zonas urbanas del país.
Según los testimonios recogidos, el hecho generó especial consternación debido a que la mujer se encontraba embarazada, lo que para los vecinos refleja no solo un problema de consumo, sino un grave estado de abandono social, donde la atención sanitaria, la prevención comunitaria y el acompañamiento institucional resultan claramente insuficientes.
Especialistas y observadores sociales advierten que el aumento del consumo de estupefacientes entre jóvenes cubanos no puede analizarse de manera aislada. Se trata de un fenómeno estrechamente vinculado a la crisis económica prolongada, la falta de expectativas de futuro y el deterioro de los mecanismos de contención social que durante años funcionaron como amortiguadores frente a la marginalidad.
Mientras los discursos oficiales destacan logros y estabilidad, en muchos barrios del país la realidad cotidiana muestra carencias profundas, ausencia de programas de prevención efectivos y una creciente normalización de conductas autodestructivas. La expansión de drogas sintéticas y mezclas artesanales, muchas veces altamente peligrosas, se ha convertido en un síntoma más de un problema estructural que no recibe respuestas proporcionales a su gravedad.
Vecinos del Reparto Sevillano señalan que situaciones similares ya no son casos aislados, sino episodios cada vez más frecuentes en comunidades marcadas por la precariedad, el hacinamiento y la falta de apoyo institucional. “No se trata solo de castigar, sino de prevenir y atender”, comentó un residente que pidió no ser identificado.
La denuncia publicada vuelve a poner sobre la mesa un debate incómodo pero necesario: la urgencia de políticas públicas reales, centradas en la prevención, la salud mental, la protección de mujeres embarazadas y el acompañamiento de una juventud que, en muchos casos, se siente sin opciones ni horizonte.
Más allá de consignas o narrativas oficiales, los hechos descritos reflejan una realidad dolorosa que impacta directamente en el tejido social del país y que, de no abordarse con seriedad, seguirá dejando secuelas profundas en las generaciones futuras.
Fuente: La Tijera News
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