La Habana — Las autoridades cubanas informaron a la Iglesia Católica que no será renovada la residencia temporal del sacerdote mexicano José Ramírez, miembro de la Congregación de la Misión, una decisión que obliga al religioso a abandonar el país y regresar a México una vez venza su documentación migratoria vigente. La información fue confirmada por Martí Noticias, citando fuentes eclesiásticas.
De acuerdo con esas fuentes, la medida se produjo tras un incidente ocurrido en la Iglesia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, ubicada en el barrio de Santos Suárez, en La Habana. El sacerdote tocó las campanas del templomientras vecinos de la zona protestaban por prolongados apagones eléctricos, algunos de ellos superiores a 12 horas consecutivas sin servicio. El gesto fue interpretado por residentes como una señal de acompañamiento ante la difícil situación que atravesaban.
Una fuente vinculada a la Iglesia, citada por Martí Noticias bajo condición de anonimato, explicó que la comunicación oficial evitó calificar la decisión como una expulsión formal, pero dejó claro que no habría prórroga del estatus migratorio, lo que en la práctica implica la salida obligatoria del país. Según el mismo testimonio, el sacerdote habría recibido presiones de órganos de seguridad, y su regreso a México estaría previsto para este jueves.
El caso ocurre en un contexto de creciente fricción entre autoridades y sectores de la Iglesia Católica, especialmente a raíz de pronunciamientos pastorales que abordan la crisis económica, los apagones y la situación social que vive el país. En los últimos años, diversos sacerdotes y religiosas han expresado preocupaciones públicas desde una perspectiva religiosa y comunitaria, lo que ha generado reacciones oficiales.
Organizaciones defensoras de la libertad religiosa han señalado que el uso de visas y residencias temporales para religiosos extranjeros puede convertirse en un mecanismo de presión cuando se producen desacuerdos con expresiones consideradas sensibles por las autoridades. Estas prácticas, según activistas citados por Martí Noticias, afectarían el normal desarrollo de la labor pastoral.
El episodio del repique de campanas se enmarca en una ola de protestas registrada entre la noche del lunes y la madrugada del martes en varias zonas del país. En municipios de La Habana como Diez de Octubre y Marianao, vecinos realizaron cacerolazos y bloqueos parciales de calles en reclamo por los apagones y la escasez de servicios básicos. También se reportaron manifestaciones en localidades de Guantánamo, como Cabacú y Jamal.
Usuarios en redes sociales denunciaron además interrupciones del servicio de internet en áreas donde se concentraban las protestas, una situación reportada en ocasiones anteriores durante episodios de movilización ciudadana. Según datos del Observatorio Cubano de Conflictos, el mes de noviembre cerró con 1.326 protestas, la cifra mensual más alta registrada por esa organización.
La decisión sobre el sacerdote José Ramírez vuelve a situar en el centro del debate la relación entre el Estado y las instituciones religiosas, así como el papel social de la Iglesia en momentos de crisis, en un país marcado por apagones recurrentes, escasez de alimentos y medicamentos, y una creciente expresión de malestar ciudadano.
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