El gobierno de México ha recibido hasta julio pasado a 640 ciudadanos cubanos deportados por Estados Unidos, según cifras oficiales del Instituto Nacional de Migración (INM). Para ese mismo periodo, la presidenta Claudia Sheinbaum reconoció la llegada de 6.525 migrantes de diversas nacionalidades.
Los cubanos deportados recorren cerca de 3.000 kilómetros en un viaje de unas 40 horas desde la garita de San Isidro (Tijuana) hasta Villahermosa, Tabasco, donde son registrados y posteriormente liberados sin documentación, quedando en un limbo legal y sin recursos básicos para rehacer sus vidas.
Entre ellos se encuentra Louis Robaina, residente permanente en EE. UU., quien fue deportado tras cumplir una condena por fraude y lavado de dinero en Miami. Durante su estancia en prisión trabajó como profesor ayudando a otros reclusos a obtener su diploma GED. Hoy sobrevive vendiendo frutas en un mercado de Villahermosa, mientras intenta adaptarse a una realidad inesperada.
Otro deportado, Damián de la Moneda, expulsado en septiembre, afirma que ve en su retorno una “segunda oportunidad”. Aunque evitó detallar el delito que cometió, reconoció que la deportación se precipitó tras ser detenido en una infracción mientras viajaba hacia Texas, cuando los agentes descubrieron que su licencia estaba vencida. Pese a que él no deseaba ser enviado a México, su salida fue gestionada de manera acelerada por ICE.
En Villahermosa, varios migrantes han encontrado apoyo en el albergue Amparito, donde pueden iniciar trámites de asilo. Sin embargo, la incertidumbre continúa, especialmente para personas vulnerables como Ángel Insúa, de 65 años, quien padece diabetes, hipertensión y pérdida de visión. Denunció que durante su proceso las autoridades estadounidenses le retiraron su green card, dinero y pertenencias.
Los testimonios ponen en evidencia la complejidad de la situación de los cubanos deportados, muchos de los cuales, incluso con residencia legal, terminan atrapados en un país que no es el suyo, sin acceso a servicios esenciales ni mecanismos claros para regularizar su estatus migratorio.
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