La población de Omaja, en la provincia de Las Tunas, atraviesa una situación crítica tras más de siete meses sin acceso a agua potable, lo que afecta de manera directa a cientos de familias que no disponen ni de un litro de agua segura para beber, cocinar o bañarse. A esta realidad se suma que la electricidad llega apenas dos horas al día, profundizando un escenario que ya es insostenible para los residentes.
En este contexto, organizaciones comunitarias y ciudadanos reportan un incremento notable de casos de dengue y chikungunya, especialmente entre niños, ancianos y personas vulnerables, quienes enfrentan mayores riesgos ante la falta de condiciones sanitarias básicas. La ausencia de agua para la higiene y la limitada capacidad para conservar alimentos o medicamentos en frío agravan aún más la situación.
De acuerdo con testimonios recopilados por CubaHerald, los habitantes consideran que existe una falta de respuesta oportuna por parte de las autoridades locales, lo que ha generado preocupación y frustración entre la población. Muchos residentes afirman que han presentado solicitudes de solución durante meses sin recibir medidas efectivas.
La comunidad insiste en que la problemática trasciende lo material: afecta la salud mental y física de las familias, limita la asistencia escolar de los menores y deteriora la vida cotidiana en todos sus niveles. En palabras de un vecino consultado, “la gente siente que no puede esperar más”.
En medio de este panorama, crece el llamado ciudadano para que se implementen soluciones inmediatas y se atienda una situación que, según especialistas, puede convertirse en una emergencia sanitaria si no se actúa con rapidez.
Con información del periodista Mario J Pentón en Facebook.
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