Por Redacción | CubaHerald
La escasez de tarjetas USIM en Cuba ha alcanzado un punto crítico, dejando a miles de usuarios en una situación de completa vulnerabilidad comunicacional. Mientras aumentan los robos de teléfonos y crece la necesidad de reposición de líneas, ETECSA continúa sin ofrecer soluciones concretas, generando una creciente percepción de descontrol y desatención ante un servicio considerado esencial en la vida cotidiana del país.
En ciudades como Santa Clara, las colas comienzan antes del amanecer. Decenas de personas aguardan frente a los Telepuntos con la esperanza de que, por fin, “haya entrado algo”. Sin embargo, la respuesta habitual es tan constante como frustrante: “No hay, ni se sabe cuándo habrá”. Entre quienes esperan se encuentran trabajadores que dependen de su línea para ejercer su labor, víctimas de asaltos que perdieron sus dispositivos y ciudadanos que quedaron incomunicados sin acceso a Transfermóvil, un recurso vital para trámites, pagos y gestiones diarias.
Una empleada del sector —que solicitó anonimato por temor a represalias— admite que no existe un calendario real, ni previsiones de suministro, ni mecanismos claros de distribución. Asegura, además, que persisten prácticas informales que favorecen a unos usuarios sobre otros, alimentando la percepción de desigualdad en el acceso.
A pocos metros de estas colas interminables, la propia empresa comercializa teléfonos y accesorios en divisas, un contraste que provoca indignación entre clientes que, incapaces de adquirir una simple tarjeta, observan escaparates repletos de productos destinados a quienes pueden pagar en moneda extranjera.
La contradicción resulta aún más llamativa si se recuerda el anuncio reciente, hecho tras el incremento de tarifas, en el que se aseguraba que “millones de líneas nuevas” estaban listas para ser distribuidas. Desde entonces, usuarios de todas las provincias —desde La Habana hasta Guantánamo— coinciden en lo contrario: meses sin ver una sola USIM disponible.
Ante la paralización del mercado oficial, el mercado informal se ha disparado. Las tarjetas se comercializan entre 10.000 y 15.000 pesos, o directamente en USD y euros. La plataforma Suena Cuba ofrece líneas a 45,99 USD, convirtiéndose en una alternativa para quienes no pueden esperar indefinidamente o necesitan recuperar su comunicación con urgencia.
En redes sociales como Ojo Cuba se multiplican las quejas: denuncias de estafas, frustración, impotencia y un creciente sentimiento de abandono frente a un problema que afecta a todos los sectores de la sociedad. Para muchos, la situación evidencia una incapacidad estructural para garantizar un servicio básico, empujando a la población hacia soluciones externas o al mercado negro como única vía de escape.
La interrogante persiste entre los usuarios, cada vez con mayor fuerza:
¿Dónde quedaron aquellos anuncios de “expansión”, “nuevas capacidades” y promesas de estabilidad tecnológica?
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