Cuba clama por solidaridad ante el colapso sanitario y el avance de una crisis viral sin precedentes

La Habana, Cuba. El sistema de salud cubano enfrenta una emergencia nacional sin precedentes, marcada por la escasez extrema de medicamentos, la crisis hospitalaria y el avance simultáneo de tres enfermedades virales —dengue, chikunguña y oropouche— que han puesto al límite la ya frágil infraestructura sanitaria del país.

Lo que alguna vez fue considerado un modelo de atención médica en el Caribe, hoy se encuentra sumido en un colapso estructural. Farmacias vacías, hospitales deteriorados y una población que recurre desesperadamente al mercado informal para conseguir fármacos esenciales definen el panorama actual. Los pacientes crónicos son los más afectados: hipertensos, diabéticos, asmáticos y personas con enfermedades renales o neurológicas que dependen de tratamientos continuos y que ahora ven su salud en riesgo.

Fuentes médicas y testimonios ciudadanos confirman que la mayoría del cuadro básico nacional está agotado, y que la producción farmacéutica estatal opera a menos del 30 % de su capacidad. Las autoridades, por su parte, reconocen las limitaciones pero atribuyen la crisis al bloqueo económico y a la falta de financiamiento internacional, factores que, aunque reales, no explican por sí solos el colapso operativo del sistema.

Una crisis epidemiológica en expansión

A esta emergencia sanitaria se suma una crisis viral de magnitud creciente, con brotes simultáneos de dengue, oropouche y chikunguña en varias provincias.

  • El dengue continúa siendo el más extendido y peligroso, con casos graves y fallecimientos reportados en zonas urbanas y rurales de todo el país.
  • El virus Oropouche, introducido en 2024 por el oriente de la isla, se ha propagado rápidamente a través de mosquitos del género Culicoides y otros vectores, afectando comunidades con escaso control epidemiológico.
  • La chikunguña, que reapareció tras casi una década sin registros, se expande nuevamente por el centro y occidente del país, agravando el cuadro epidemiológico y saturando los pocos hospitales operativos.

Expertos consultados advierten que las condiciones climáticas, la acumulación de basura, los apagones eléctricosque impiden la fumigación regular y la falta de saneamiento básico han creado el escenario perfecto para el resurgimiento de estas enfermedades.

“La salud del pueblo no puede esperar”

Ante la evidente incapacidad del Estado para responder con rapidez y eficacia, diversos colectivos ciudadanos, médicos y miembros de la diáspora cubana han lanzado un llamamiento urgente a la solidaridad.

“La salud de nuestro pueblo no puede esperar. Cada cubano dentro o fuera de la isla puede marcar la diferencia. Hoy, la ayuda humanitaria es una necesidad vital”, señala un comunicado difundido por organizaciones sociales y grupos de apoyo.

El llamado insta a los ciudadanos a donar medicamentos, vitaminas, gasas, jeringuillas, sueros y otros insumos básicos, así como a canalizar ayuda a través de redes comunitarias y familiares confiables. En paralelo, desde el exterior, los cubanos emigrados están organizando campañas de envío de medicinas y recursos médicos hacia las provincias más afectadas.

Un llamado a la humanidad

La situación sanitaria en Cuba refleja una emergencia de salud pública con dimensiones humanitarias, donde la solidaridad ciudadana parece ser la única línea de defensa ante el deterioro institucional. Con un aumento de la mortalidad infantil, una disminución sostenida de la esperanza de vida y hospitales que operan con medios precarios, el país enfrenta su mayor desafío sanitario en décadas.

En un contexto donde la vida cotidiana se vuelve una batalla por la supervivencia, el llamado es claro:
“Cada tableta, cada gasa y cada gesto solidario puede salvar una vida. La salud de Cuba hoy depende de todos los cubanos.”

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