En un encuentro celebrado en el complejo de golf de Donald Trump en Escocia, la Unión Europea y Estados Unidos alcanzaron un acuerdo comercial que impone un arancel del 15 % a las exportaciones europeas, mientras que los productos estadounidenses seguirán ingresando sin restricciones al mercado comunitario. El pacto fue suscrito entre el presidente estadounidense y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y ha sido criticado por su carácter desequilibrado, generando debate tanto en círculos políticos como económicos.
El nuevo acuerdo también incluye la compra masiva de gas natural licuado y combustible nuclear estadounidense por parte de la Unión Europea, cifrada en 750.000 millones de dólares. Además, se anunció un compromiso adicional de inversiones europeas en Estados Unidos por más de 600.000 millones. Pese al volumen de cifras, varios economistas cuestionan la viabilidad de este compromiso, señalando que la Comisión no puede obligar a empresas privadas a invertir ni a realizar compras bajo condiciones impuestas.
Desde sectores económicos europeos se advierte que el pacto generará consecuencias directas. España, séptimo país exportador hacia EE.UU., se verá afectada por el nuevo arancel en productos clave como el aceite de oliva, los automóviles y el vino. Las asociaciones empresariales muestran preocupación por la pérdida de competitividad frente a países con condiciones comerciales más favorables, como Túnez o Turquía. Aunque el gravamen quedó en un 15 % frente al 30 % inicialmente previsto, su impacto será notable.
Los expertos consideran que, más allá del ámbito comercial, el acuerdo responde a una lógica geopolítica. Washington busca reforzar su influencia en Europa frente a China y Rusia, mientras la UE se aleja progresivamente del suministro energético ruso. Sin embargo, voces críticas dentro del continente señalan que el resultado ha sido una mayor dependencia de Estados Unidos sin beneficios claros, ni avances hacia la autonomía estratégica europea.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha respaldado el acuerdo con reservas, calificándolo de inevitable para evitar una escalada de represalias. Desde otros sectores, como Sumar, se ha considerado un grave error que debilita la posición europea en la escena internacional. Las condiciones del acuerdo y su anuncio en un recinto privado del presidente estadounidense han sido vistos por muchos como una muestra simbólica de subordinación.
Mientras tanto, el mercado reacciona con incertidumbre. Las bolsas europeas registraron caídas tras conocerse los detalles del pacto, y algunos sectores, como el farmacéutico o el vinícola, aún esperan definiciones sobre si sus productos quedarán exentos. El comportamiento del tipo de cambio entre el euro y el dólar también será clave para mitigar o agravar el efecto de estas nuevas condiciones comerciales.
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