Israel llevó a cabo un ataque aéreo de precisión en Doha, Qatar, dirigido contra altos miembros de Hamás, entre ellos Khalil al-Hayya, uno de los principales responsables políticos y negociadores del grupo. La operación, confirmada por fuentes israelíes, constituye la primera acción militar de este tipo en territorio qatarí, lo que subraya el alcance regional del conflicto.
Según reportes, las explosiones ocurrieron en las inmediaciones de Katara, cerca de una estación de servicio, generando columnas de humo visibles desde distintos puntos de la capital. Aunque aún no se ha confirmado el número de víctimas, se cree que dirigentes de Hamás se encontraban en la zona.
El ataque se produjo en un momento en que una delegación del grupo mantenía conversaciones en Doha sobre un posible alto el fuego con respaldo de Estados Unidos. Para Israel, sin embargo, la operación se enmarca en el ejercicio legítimo de su derecho a la defensa frente a una organización considerada terrorista por gran parte de la comunidad internacional, responsable de la masacre del 7 de octubre y de continuos ataques contra población civil.
Qatar condenó la ofensiva, calificándola como una violación del derecho internacional, pero desde la perspectiva israelí la acción busca negar a Hamás cualquier “refugio seguro” en el extranjero, incluso en países que históricamente han servido como plataforma de negociación.
El episodio plantea un nuevo escenario geopolítico en Oriente Medio: Israel ha dejado claro que perseguirá a la cúpula de Hamás más allá de Gaza y que no permitirá que sus líderes operen con impunidad bajo el amparo de terceras naciones. El futuro de las conversaciones de paz y el papel de Qatar como mediador quedan ahora en entredicho.
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