Un nuevo escándalo afecta a la industria turística cubana tras la difusión en redes sociales de un video publicado por el periodista Mario Pentón, donde una cliente denuncia la presencia de chinches en su habitación del Hotel Dubil, en La Habana.
En la grabación, la afectada relata entre la 1:30 y 2:00 de la madrugada que comenzó a sentir picaduras, pensando inicialmente que se trataba de mosquitos, hasta comprobar que la cama estaba infestada de chinches. “¿Cómo se entiende que en un hotel vendan habitaciones en estas condiciones?”, cuestionó indignada mientras mostraba los insectos con la cámara de su teléfono.
La mujer aseguró que no podía permanecer en el lugar debido a la insalubridad y, junto a sus acompañantes, decidió abandonar el hotel de inmediato: “Yo no puedo quedarme durmiendo en un lugar donde hay chinches, donde no está limpio”, expresó.
Este caso ha generado una fuerte polémica porque no puede atribuirse al embargo de Estados Unidos, como suele justificar el gobierno cubano en relación con los problemas del sector turístico, sino a un grave descuido administrativo y de higiene que afecta directamente la imagen del país como destino.
El incidente ocurre en un contexto de caída histórica del turismo en Cuba, donde la tasa de ocupación hotelera apenas supera el 21 % en el primer semestre de 2025, según la ONEI. Problemas estructurales como los apagones, la falta de mantenimiento y ahora episodios de insalubridad agudizan la desconfianza de los visitantes.
La denuncia evidencia la ausencia de controles sanitarios efectivos en algunos hoteles y refleja el deterioro institucional que pone en riesgo la ya golpeada industria turística. Para muchos observadores, más que un problema de recursos externos, se trata de un fallo de gestión y supervisión interna que amenaza con ahuyentar aún más a los viajeros internacionales.
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