En un nuevo episodio que refleja la incompetencia y desidia de ciertos dirigentes, un grupo de niños de entre 13 y 15 años, integrantes del equipo de Canotaje de la Isla de la Juventud, terminó durmiendo en el suelo de la terminal de trenes de Santa Clara sin agua ni comida durante más de 20 horas, después de haber participado con muy buenos resultados en los Juegos Nacionales Escolares.
Lejos de tratarse de un problema de “bloqueo” o falta de recursos externos, lo ocurrido responde a una gestión deficiente y a la apatía institucional del INDER y autoridades locales, que no garantizaron lo más básico para el regreso de los atletas: transporte, alimentación y un lugar digno para descansar.
El relato de una madre desesperada
Una de las madres, Arianny, denunció públicamente que desde las 6 de la tarde del día anterior —hora en que comieron por última vez— hasta bien entrada la madrugada, los menores no recibieron ni agua ni merienda. Tuvieron que esperar un tren que, según les dijeron, pasaría a las 2 de la mañana, y mientras tanto permanecieron en condiciones indignas.
“Esto no solo no tiene justificación, sino que es una falta de respeto con estos atletas. No es interés de nadie, el director del INDER no contesta el teléfono”, denunció.
La situación no es nueva. Los padres afirman que llevan meses alertando sobre la falta de equipamiento, como un bote K4 para competir, y sobre la ausencia de soluciones para el transporte de materiales y de los propios deportistas. Pese a las gestiones, la dirección del INDER ha ignorado las demandas.
Respuestas que agravan la indignación
Cuando los padres se reunieron con funcionarios del INDER y el gobierno local, la respuesta fue tan insuficiente como ofensiva: que al llegar a la escuela de tránsito de Mayabeque los niños “comerían y descansarían”.
Un argumento que no resuelve el hecho de que niños atletas pasaran hambre y sueño por pura dejadez organizativa.
La excusa oficial de que “el tren se atrasó” o que “el ferry no podía esperar” evidencia que nadie hizo la gestión oportuna para evitar que el equipo pasara la noche en esas condiciones. Los propios padres sostienen que con voluntad y coordinación, se podía haber esperado una hora más el barco y asegurar la alimentación de los menores.
Un legado que sobrevive a pesar del abandono
El canotaje en la Isla de la Juventud tiene historia y tradición, forjada por entrenadores que remiendan botes y trabajan con lo mínimo para mantener viva la disciplina. En este evento, incluso, dos atletas fueron seleccionados para el equipo nacional gracias a su rendimiento.
Sin embargo, el abandono institucional contrasta con el esfuerzo de estos jóvenes y sus entrenadores.
Un problema estructural
Este caso refleja algo más profundo: la apatía y falta de respeto por el deporte juvenil por parte de quienes deberían impulsarlo. No se trata de sanciones internacionales ni de falta de dinero, sino de falta de gestión, de interés y de responsabilidad.
La pregunta es directa y urgente:
¿Para qué organizar eventos deportivos si no se garantiza lo mínimo para proteger y cuidar a los atletas?
El país no puede seguir normalizando que niños que representan con orgullo a su territorio duerman en el suelo, pasen hambre y dependan de la buena voluntad de sus padres y entrenadores para poder competir.
Fuente del Video: Dporto Sports MEDIA
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