La vacuna Quimi-Vio, desarrollada en Cuba para combatir varios serotipos de la bacteria neumococo, ha recibido el registro sanitario del Centro para el Control de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos. Esta vacuna heptavalente apunta a proteger contra los serotipos más infecciosos y prevalentes que causan enfermedades graves como neumonía y meningitis, especialmente en niños.
El desarrollo de Quimi-Vio, que duró desde 2012 hasta 2023, involucró extensos ensayos clínicos que incluyeron a cerca de 37 mil niños. Según declaraciones de Dagmar García, directora de Investigaciones del Instituto Finlay de Vacunas, la vacuna ha demostrado suficiente evidencia de calidad, seguridad y eficacia. A pesar de estos avances, el desarrollo y distribución de la vacuna reflejan los persistentes desafíos del sistema de salud cubano, incluyendo limitaciones en recursos y acceso a tecnologías sanitarias modernas.
Aunque Cuba ha logrado avanzar en su capacidad de producir vacunas, el país ha enfrentado críticas por la eficiencia de su sistema de salud, especialmente en términos de infraestructura y la disponibilidad de tratamientos médicos. Hasta 2022, Cuba no había podido adquirir vacunas comerciales contra el neumococo como Prevenar 13 y Synflorix, principalmente debido a su alto costo y restricciones de embargo, lo que resalta la necesidad de desarrollos internos como Quimi-Vio para asegurar una mayor soberanía médica.
Este registro representa un paso significativo para Cuba en su esfuerzo por autoabastecerse de importantes recursos médicos, aunque también pone de manifiesto la necesidad de reformas y mejoras continuas en el sistema de salud para garantizar que los avances como Quimi-Vio se traduzcan en mejoras concretas en la atención al paciente a nivel nacional. La dependencia en desarrollos propios también refleja la realidad de un sistema que, a pesar de sus logros en la formación médica y preventiva, sigue enfrentando críticas por las condiciones de sus instalaciones y la escasez de recursos médicos básicos.
