Washington / La Habana — En un giro sorpresivo dentro del segundo mandato presidencial de Donald J. Trump, fuentes no oficiales confirmaron a CubaHerald que su administración estaría valorando una revisión profunda del embargo económico impuesto a Cuba, con la posibilidad de levantar o modificar parte de las sanciones que han estado vigentes durante más de seis décadas.
La propuesta, aún en una etapa preliminar de deliberación, habría comenzado a circular entre asesores cercanos al presidente y figuras claves del gabinete, como parte de un reposicionamiento estratégico del gobierno en América Latina. El debate interno se vio agitado tras las declaraciones del influyente comentarista conservador Tucker Carlson, quien, en un video ampliamente difundido, cuestionó la eficacia de mantener las sanciones:
“El mismo régimen sigue en el poder, y continúa socavando los intereses de Estados Unidos. Entonces, lo que estamos haciendo no funciona. ¿Realmente las sanciones son la solución? Y si lo son, ¿cómo han funcionado hasta ahora?”.
Estas palabras, emitidas desde una de las voces más influyentes del movimiento conservador, se interpretan como una señal de apertura hacia el replanteamiento de la política exterior hacia Cuba, e incluso como parte de un ensayo mediático previo a una decisión ejecutiva.
Sin embargo, la principal resistencia interna proviene del secretario de Estado Marco Rubio, quien ha sido históricamente uno de los defensores más firmes de una línea dura contra el gobierno cubano. Según fuentes consultadas por CubaHerald, Rubio habría expresado su oposición inmediata al posible levantamiento del embargo, aunque se ha comprometido a “estudiar el alcance y los objetivos de la propuesta” antes de tomar una posición definitiva.
El hecho de que esta deliberación tenga lugar en un gobierno abiertamente nacionalista como el de Trump ha sorprendido a sectores del exilio cubano en Florida, muchos de los cuales apoyaron con fuerza su reelección en 2024. Para algunos analistas, el movimiento responde más a una lógica pragmática que ideológica, en busca de ampliar las herramientas diplomáticas en el hemisferio occidental y abrir oportunidades comerciales con un vecino geográfico clave.
Sectores empresariales y parte de la comunidad internacional han venido reclamando desde hace años el fin de un embargo que consideran ineficaz y contraproducente. No obstante, cualquier cambio necesitaría sortear una compleja maquinaria legal y, sobre todo, política, tanto en el Congreso como en el seno del propio Partido Republicano.
Por ahora, no se ha confirmado un anuncio oficial, pero el hecho de que el Gobierno de Trump y su gabinete estén discutiendo activamente la política hacia Cuba, incluido el levantamiento parcial o total del embargo, representa un posible punto de inflexión en una de las relaciones bilaterales más congeladas del continente.
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