Bruselas – Mark Rutte, el primer ministro saliente de los Países Bajos, ha sido confirmado como el próximo secretario general de la OTAN. Su nombramiento llega después de que su principal competidor en la carrera, el presidente rumano Klaus Iohannis, decidiera retirar su candidatura y ofrecer su apoyo a Rutte. Este cambio en la dirección de la Alianza Atlántica se efectuará en septiembre, cuando Rutte reemplace al actual secretario general, Jens Stoltenberg.
La decisión se confirmó tras el respaldo unánime de los 32 aliados de la OTAN, posicionando a Rutte como el sucesor claro tras varios meses de especulaciones sobre su candidatura. El dirigente neerlandés había expresado previamente su interés en el rol, destacando la oportunidad de influir en la escena internacional durante un periodo de cambios globales significativos, especialmente en el contexto de la tensión geopolítica actual.
Rutte ha recibido el apoyo clave de Estados Unidos, lo que ha sido decisivo en su selección. Su gestión como primer ministro incluyó alinear estrechamente a los Países Bajos con las políticas estadounidenses, especialmente en áreas como la seguridad y la tecnología. Este alineamiento se vio reflejado en su reciente decisión de incrementar los controles sobre China en el mercado de semiconductores, destacando Ámsterdam como un centro neurálgico en Europa para esta industria.
Además del apoyo de Iohannis, Rutte ha logrado reconciliarse con algunos de sus críticos más duros, incluyendo al primer ministro húngaro Viktor Orbán, quien previamente había criticado a Rutte por sus comentarios sobre Hungría. Orbán finalmente ofreció su respaldo a Rutte después de una rectificación pública por parte del neerlandés.
Sin embargo, el futuro de Rutte como secretario general podría enfrentar desafíos significativos, especialmente si Donald Trump regresa al poder en Estados Unidos. Trump ha indicado que podría reconsiderar el compromiso de defensa automática de la OTAN hacia aquellos aliados que no cumplan con el objetivo de inversión del 2% en defensa, lo que añade una capa de incertidumbre sobre la dirección futura de la Alianza bajo el liderazgo de Rutte.