TEL AVIV — En medio de protestas y funerales masivos por las víctimas del reciente conflicto entre Irán e Israel, el drama humanitario en Gaza, especialmente el impacto en la infancia, ha vuelto a ocupar el centro del debate global. Mientras manifestantes y familiares de rehenes en Tel Aviv exigen un alto el fuego permanente, el gobierno israelí reafirma su derecho a la legítima defensa frente a las amenazas de grupos armados como Hamas, acusados de utilizar infraestructura civil con fines militares.
La muerte de niños en Gaza ha generado consternación internacional y llamados a la paz desde diversos sectores, incluidos líderes religiosos, organizaciones humanitarias y políticos como Ayman Odeh, legislador árabe en la Knesset, quien este sábado pidió un «acuerdo global» y el fin del conflicto.
Sin embargo, fuentes israelíes insisten en que muchas de las operaciones militares son respuesta directa a la utilización de hospitales, escuelas y zonas residenciales por parte de grupos armados, que supuestamente ocultan armamento y túneles subterráneos en estos lugares, poniendo en peligro a civiles inocentes.
“La muerte de un niño jamás puede justificarse. Es una tragedia inaceptable”, afirmó un portavoz israelí en declaraciones a medios internacionales. “Pero no podemos ignorar que hay combatientes que deliberadamente operan desde zonas protegidas por civiles, lo cual convierte cada operación en un dilema ético, legal y militar”.
El caso de Gaza sigue siendo el rostro más visible del costo humano del conflicto, con niños y civiles atrapados en medio del fuego cruzado. Mientras tanto, la pregunta sigue abierta: ¿cómo garantizar la seguridad sin renunciar a la humanidad?
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