Playa de arena con vegetación tropical y mar azul.

Alerta máxima en Guantánamo por arribo masivo de sargazo: peligro para la salud y el ecosistema costero

Las costas de Guantánamo se encuentran bajo alerta máxima debido a la llegada masiva de sargazo, una macroalga marina cuya descomposición representa un riesgo elevado para la salud humana y el equilibrio ambiental. El fenómeno, que ya afecta gravemente zonas como la Bahía de Baitiquirí en San Antonio del Sur, ha sido confirmado por el Centro Meteorológico Provincial, subordinado al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).

Según el Grupo de Pronóstico del Tiempo, el crecimiento explosivo del sargazo está directamente vinculado al cambio climático, al aumento sostenido de la temperatura oceánica, la alteración de corrientes marinas, los cambios en los vientos y la contaminación por nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, vertidos desde zonas agrícolas y urbanas al océano.

El panorama actual evoca el evento récord de 2018, cuando grandes volúmenes de sargazo colapsaron zonas del Caribe. De no ocurrir un fenómeno meteorológico de gran escala —como un ciclón tropical— se prevé que el pico de afectación se extienda durante julio y agosto.

Riesgos sanitarios y ecológicos

Las autoridades científicas alertan que durante su descomposición, el sargazo libera gases como ácido sulfhídrico y amoníaco, que pueden provocar irritaciones en ojos y vías respiratorias, náuseas, dolor de cabeza y reacciones alérgicas. Esto representa un riesgo significativo en poblaciones vulnerables, como niños, ancianos, asmáticos y personas con afecciones pulmonares.

Además, estas algas albergan bacterias del género Vibrio, capaces de causar infecciones cutáneas y gastrointestinalespor contacto o ingesta de agua contaminada. A ello se suman los impactos sobre la pesca, el turismo y los ecosistemas marinos costeros, que sufren pérdida masiva de especies y deterioro de hábitats claves.

Vecinos de San Antonio del Sur reportan fuerte olor a materia orgánica en descomposición, y la presencia de peces muertos en la costa. Testimonios recogidos en redes sociales reflejan una creciente preocupación ciudadana. “Es desesperante el mal olor y alarmante ver la cantidad de vida marina que se pierde”, escribió una residente. “Y lo peor es que muchas de estas especies son la base alimenticia local, en una zona donde hay centenares de personas alérgicas o asmáticas que están viéndose muy afectadas”, agregó.

Ante la gravedad del fenómeno, estudiantes y profesores de Ciencias Médicas en Baracoa han comenzado jornadas de higienización en la playa Caribe, y pobladores de San Antonio del Sur realizaron labores de limpieza en áreas recreativas como la playa Tortuguilla, muy visitada durante el verano.

Sin embargo, los esfuerzos comunitarios son claramente insuficientes frente a la dimensión ambiental y sanitaria del problema. El sargazo no solo colapsa la vida marina y ahuyenta al turismo, también pone a prueba la capacidad de respuesta institucional en materia ecológica y de salud pública.

Ante esta situación, urge la intervención de las autoridades nacionales con medidas de emergencia, apoyo técnico y recursos, no solo para contener la expansión del sargazo, sino también para proteger a las comunidades costeras más vulnerables, que ya enfrentan limitaciones severas en servicios sanitarios, acceso a alimentos y condiciones de vida.

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