Las llamadas de auxilio a los bomberos por personas atrapadas en ascensores defectuosos se han vuelto cada vez más frecuentes en edificios residenciales del Malecón habanero, una zona emblemática pero castigada por el salitre, el deterioro estructural y la falta crónica de mantenimiento.
El caso más reciente fue reportado por el ciudadano Carlos Espinosa Betancourt, quien publicó una nota de agradecimiento en Facebook tras ser rescatado por los bomberos de un ascensor averiado. No obstante, su experiencia positiva contrasta con la de otros residentes, quienes aseguran que, en la mayoría de los casos, los equipos de rescate tardan horas en llegar, y que las averías son constantes.
El estado de los ascensores en muchos de estos edificios —algunos de más de medio siglo de antigüedad— refleja una combinación peligrosa de negligencia, escasez de piezas de repuesto y falta de supervisión técnica. En varios inmuebles, los ascensores funcionan de manera intermitente o permanecen fuera de servicio por períodos prolongados, obligando a personas mayores o con discapacidad a subir y bajar largas escaleras diariamente.
Entre los factores que agravan la situación se encuentra la exposición permanente al salitre del mar, que acelera la corrosión de componentes mecánicos, así como la escasa inversión estatal en mantenimiento preventivo. A esto se suma la ausencia de una entidad con capacidad real de fiscalización, dejando en manos de los propios vecinos la gestión de emergencias.
Este panorama ha llevado a algunos expertos a calificar la situación como una bomba de tiempo. El recuerdo del trágico accidente ocurrido hace algunos años en el edificio FOCSA, también en La Habana, donde una persona perdió la vida tras quedar atrapada en un ascensor en mal estado, sigue presente como una advertencia ignorada.
Vecinos de la zona reclaman una estrategia integral de mantenimiento y supervisión, así como protocolos de respuesta más ágiles ante emergencias. Mientras tanto, continúan dependiendo de la voluntad y disponibilidad de los bomberos para evitar que un incidente mecánico termine en tragedia.
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