En medio de una creciente crisis económica y sanitaria en Cuba, las recientes imágenes de Lis Cuesta Peraza, la primera dama del país, luciendo unas costosas gafas de la marca Gucci, valoradas en 480 dólares, han generado un fuerte descontento entre los ciudadanos cubanos. Muchos en la isla enfrentan dificultades para acceder a necesidades básicas, incluyendo espejuelos adecuados para problemas visuales.
La primera dama fue vista con el modelo GG06760 de Gucci, un accesorio que destaca no solo por su diseño sino también por su elevado precio, una suma que resulta inaccesible para la mayoría de los cubanos. Este hecho ha suscitado críticas y cuestionamientos sobre la desconexión entre los líderes del país y las duras realidades que enfrenta su población.
Mientras algunos defienden el derecho de la primera dama a su elección de moda personal, otros lo ven como un símbolo de inequidad, especialmente en un momento en que el sistema de salud cubano lucha por proporcionar servicios básicos y medicamentos esenciales debido a la escasez y las restricciones económicas.
Las redes sociales se han convertido en un foro de expresión para muchos cubanos, quienes discuten y expresan su frustración sobre lo que perciben como una falta de empatía y comprensión de sus líderes. Este incidente se suma a la serie de desafíos que enfrenta el gobierno cubano, que busca manejar tanto las críticas internas como las presiones económicas externas.