La Organización Trump ha dado a conocer esta semana su más reciente incursión empresarial con el lanzamiento de Trump Mobile, un servicio de telefonía móvil que operará como operador virtual (MVNO) en Estados Unidos. Acompañado de una estrategia de marketing que apela al nacionalismo y los «valores conservadores», el proyecto incluye también el lanzamiento de un teléfono inteligente propio, el modelo T1, un dispositivo Android con acabados “dorados y elegantes” y un precio inicial de $499 dólares.
Según reporta CNN, el anuncio se realizó en la Trump Tower en Nueva York, con la presencia de Eric Trump y Donald Trump Jr., quienes destacaron que la fecha coincide con el décimo aniversario del lanzamiento de la primera campaña presidencial de Donald Trump en 2015. En el evento, se prometieron servicios como llamadas internacionales ilimitadas a más de 100 países, telemedicina, asistencia vehicular y llamadas gratuitas a militares y sus familias en el extranjero.
El servicio, sin embargo, ha generado polémica no por sus características técnicas, sino por la incongruencia evidente entre el modelo de negocio y el discurso político que ha marcado la carrera del actual presidente. Donald Trump ha sido un férreo opositor a la inmigración latinoamericana, especialmente durante sus campañas presidenciales, en las que ha utilizado lenguaje ofensivo y ha impulsado políticas de deportación masiva y cierre de fronteras.
Resulta paradójico —cuando no cínico— que ahora intente vender sus teléfonos y planes móviles a un mercado estadounidense que incluye a millones de consumidores latinos, muchos de los cuales han sido blanco de su retórica excluyente. Mientras su administración promueve redadas, restricciones migratorias y criminaliza la migración irregular, su empresa parece más que dispuesta a recibir los dólares de esa misma comunidad que descalifica.
A través de la empresa DTTM Operations LLC, se ha solicitado el registro de las marcas Trump y T1 ante la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, cubriendo desde dispositivos y accesorios hasta servicios móviles y puntos de venta físicos. Esta ofensiva empresarial se suma a una larga lista de iniciativas comerciales que el expresidente y su familia han impulsado bajo el paraguas de su apellido, muchas de ellas cargadas de simbolismo político y comercial.
Aunque la compañía ha evitado referirse a un público específico, el enfoque marcadamente patriótico y conservador del producto parece apuntar a un nicho ideológico, al tiempo que no disimula el intento de capitalizar su figura presidencial para obtener réditos económicos.
En un país cada vez más diverso y con una base de consumidores hispanos en constante crecimiento, la contradicción entre el rechazo político y el interés comercial no pasa desapercibida. A la luz de este nuevo emprendimiento, cabe preguntarse si el «América Primero» también incluye a los latinos… cuando hay un smartphone por vender.
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