Dos personas conversando en despacho oficial con banderas.

Elon Musk lanza duro reproche a Trump y afirma haber sido clave en su victoria

Washington, 5 de junio de 2025 – La confrontación entre el empresario Elon Musk y el presidente Donald Trump ha alcanzado un nuevo nivel de intensidad. En una serie de declaraciones publicadas en la red social X, propiedad del propio Musk, el magnate sudafricano aseguró que, sin su respaldo, Trump habría perdido las elecciones presidenciales.

Sin mí, Trump habría perdido las elecciones, los demócratas controlarían la Cámara y los republicanos tendrían 51-49 en el Senado. ¡Qué ingratitud!”, escribió Musk, en un mensaje que rápidamente se viralizó. La afirmación llega en un momento de gran tensión entre ambas figuras, desencadenada por el polémico Big Beautiful Bill, el nuevo plan fiscal promovido por la Casa Blanca y aprobado recientemente en la Cámara de Representantes.

Musk ha sido uno de los críticos más duros del proyecto, al que califica de “abominación fiscal”, acusándolo de aumentar peligrosamente el déficit federal y perjudicar a largo plazo a la economía estadounidense. Según su versión, el plan fue aprobado “en la oscuridad, tan rápido que casi nadie en el Congreso pudo leerlo”, y denunció que nunca fue consultado ni informado sobre los detalles, a pesar de su cercanía anterior con la administración.

Trump, por su parte, respondió con visible molestia. En una entrevista desde el Despacho Oval afirmó estar “muy decepcionado” con Musk, asegurando que el empresario conocía de antemano todos los aspectos del proyecto. Según el presidente, el cambio de actitud de Musk se debió a la eliminación de subsidios e incentivos para vehículos eléctricos, lo que afectaría directamente a Tesla, la principal empresa del magnate.

Elon sabía todo. Lo revisó, lo discutimos. No se quejó hasta que se tocaron los subsidios para su industria”, dijo Trump ante la prensa.

Este enfrentamiento refleja una fractura creciente dentro del Partido Republicano, donde algunos legisladores moderados y fiscalmente conservadores han comenzado a alinear sus posturas con Musk. Rand Paul, Mike Lee, Thomas Massie y John Kennedy han expresado preocupación por el impacto del plan en el déficit. Kennedy incluso advirtió que “los estadounidenses se están convirtiendo rápidamente en esclavos de la deuda”.

El Big Beautiful Bill propone extender los recortes impositivos del primer mandato de Trump, así como nuevas exenciones dirigidas a empresas y a trabajadores estadounidenses. La administración lo ha promovido como un impulso a la clase media y la industria nacional, pero críticos como Musk argumentan que sus efectos a largo plazo serán destructivos para la estabilidad fiscal del país.

En el trasfondo del conflicto hay algo más que diferencias técnicas: Musk y Trump representan visiones contrapuestas sobre el futuro de la energía, la industria tecnológica y el papel del Estado en la economía. La salida de Musk como asesor tecnológico de la Casa Blanca, ocurrida hace apenas una semana, marcó el inicio formal de esta ruptura pública, que ahora se ha convertido en una guerra mediática abierta.

Con el plan fiscal aún pendiente de aprobación en el Senado —donde encuentra resistencia entre los republicanos moderados— y con las elecciones de mitad de mandato en el horizonte, este enfrentamiento podría tener efectos significativos tanto en la política fiscal como en el equilibrio de poder dentro del Partido Republicano.

Más allá de la disputa personal, el caso pone sobre la mesa un interrogante mayor:
¿Quién tiene la razón: el presidente que busca proyectar fuerza económica o el empresario que alerta sobre una bomba de tiempo fiscal?

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