Hombre sonriente con sombrero en paisaje rural.

Polo Montañez: el ‘Guajiro Natural’ que aún canta desde el alma del pueblo

Este 5 de junioPolo Montañez habría cumplido 70 años. Aunque su vida fue breve, su huella en la música cubana e internacional es profunda y perdurable. Nacido como Fernando Borrego Linares en el pequeño paraje de El Brujito, municipio de Candelaria, en la actual provincia de Artemisa, Polo fue el hijo de un carbonero y una madre campesina que se mudaban de un lugar a otro en busca de sustento, entre la Sierra del Rosario y los llanos pinareños.

A diferencia de muchos músicos formados en conservatorios, Polo Montañez fue autodidacta, tallado por los sonidos del campo, el rumor del viento en los cafetales y la poesía espontánea de la vida rural. A lo largo de su juventud habitó sitios como Cañada del InfiernoCasa Blanca o la Finca del Cusco, hasta que en 1972 se asentó definitivamente en Las Terrazas, comunidad ecológica que moldeó no solo su entorno, sino su alma artística.

Fue allí, en sitios turísticos como el Hotel Moka, el Rancho Curujey y el Cafetal Buenavista, donde empezó a cantar ante públicos reducidos. Pero todo cambió cuando un productor lo escuchó y decidió grabar su música. El resultado fue “Guajiro Natural”, un disco que sorprendió a todos al alcanzar un éxito explosivo, sobre todo en Colombia, donde vendió más de 40.000 copias y recibió discos de Oro y Platino. Su tema más célebre, “Un montón de estrellas”, lo convirtió en fenómeno radial en CubaAmérica Latina y Europa.

En noviembre de 2002, cuando su carrera apenas despegaba, un accidente de tránsito le arrebató la vida con solo 47 años. Pero su muerte no apagó su voz. Al contrario, convirtió su figura en leyenda popular. Su sencillez, su autenticidad, su manera de hablar del amor y de la vida con el lenguaje del pueblo, cimentaron un legado que hoy sigue vivo.

Internacionalmente, artistas como Marc AnthonyGilberto Santa Rosa o Willie Colón han elogiado su obra. Marc Anthony, en particular, quedó conmovido con “Flor Pálida”, tema que versionó en un videoclip dirigido por el cubano Alejandro Pérez. Su proyección global fue posible gracias al sello Lusáfrica, que apostó por él pese a los límites del sistema fonográfico cubano y los obstáculos del embargo. Maruchi Guerrero, representante del sello en la Isla, fue clave en esta estrategia que llevó al “guajiro” desde Las Terrazas al mundo.

Aunque algunos intentan comparar su caso con el del Buena Vista Social Club, la historia de Polo tiene sus propias claves: un concepto distinto, un mercado diferente, y sobre todo, una narrativa profundamente ligada a la Cuba contemporánea y campesina, más que a la nostalgia.

Su grupo acompañante, rebautizado como Polo Montañez, ha seguido difundiendo su obra. En 2024 lanzaron el álbum “Joyas del Guajiro”, con diez canciones inéditas compuestas entre 1999 y 2002. Aun así, en la escena nacional se reconoce que existe una deuda pendiente: versionar su repertorio en distintos géneros y estilos, llevándolo a nuevas generaciones.

Polo Montañez no fue un producto, fue una expresión pura del alma popular. Su legado no se mide solo en discos vendidos o aplausos recogidos, sino en emociones provocadas, en la identidad campesina reivindicada, en ese modo de hacer música que no requiere virtuosismo, sino verdad.

A 23 años de su partida, Polo sigue siendo un faro que nos recuerda que lo genuino, lo sencillo y lo honesto aún pueden conmover al mundo.

Nota: Con información del portal CubitaNow

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