El presidente cubano Miguel Díaz-Canel realizó una visita no anunciada al poblado de San Diego de los Baños, en la provincia de Pinar del Río, en lo que calificó como parte de los “esfuerzos” gubernamentales por atender las crecientes dificultades sociales y económicas que afectan a los territorios del país.
Durante su intervención, Díaz-Canel reconoció públicamente la existencia de “indisciplinas”, “abuso de poder” y “corrupción” dentro de las propias estructuras encargadas de gestionar los problemas locales, afirmando que tales prácticas deben ser eliminadas “paulatinamente” para avanzar en la solución de los conflictos.
Las declaraciones del mandatario surgen en un contexto de aguda crisis económica, escasez de productos básicos y pérdida de confianza ciudadana, lo que ha generado numerosas expresiones de inconformidad en barrios y comunidades rurales del país. En días recientes, habitantes de distintas localidades han manifestado su frustración ante la inacción institucional y la falta de respuestas concretas.
La visita a San Diego de los Baños ocurre mientras el gobierno enfrenta crecientes retos para garantizar servicios esenciales, incluyendo el suministro de alimentos, medicamentos y agua potable. No se informó si durante el recorrido se anunciaron medidas concretas o acciones inmediatas para aliviar la situación en el municipio.
Aunque el discurso presidencial admite irregularidades internas, para muchos ciudadanos estas declaraciones representan un reconocimiento tardío y limitado de problemas estructurales que afectan desde hace años a la administración pública en Cuba.
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