El encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos en Cuba, Mike Hammer, realizó una visita a la economista Marta Beatriz Roque, ex prisionera por causas políticas y figura conocida por su activismo social, quien recientemente regresó a la isla tras recibir atención médica en Miami por complicaciones de salud.
Durante el encuentro, Hammer expresó satisfacción por la recuperación de Roque y destacó su trayectoria como defensora de las libertades civiles. La visita fue compartida en redes sociales por la sede diplomática estadounidense como un gesto de respaldo a quienes, según sus declaraciones, promueven «un futuro con mayores derechos y oportunidades para el pueblo cubano».
La visita no ha pasado desapercibida, y ha generado comentarios tanto en círculos diplomáticos como en el ámbito político cubano. Desde medios oficiales y sectores afines al gobierno, el gesto fue interpretado como una nueva injerencia en los asuntos internos del país. Se ha recordado que Marta Beatriz Roque ha mantenido históricamente una postura crítica hacia las autoridades cubanas y ha colaborado en iniciativas consideradas por La Habana como contrarias al orden institucional vigente.
Fuentes vinculadas a la Cancillería cubana, aunque no han emitido un comunicado oficial, sostienen que este tipo de acciones por parte de representantes diplomáticos estadounidenses suelen formar parte de una estrategia para promover sectores específicos de la sociedad cubana que no representan al conjunto de la ciudadanía, lo cual es visto como una práctica que interfiere en los asuntos soberanos de la nación.
Por otro lado, defensores de derechos humanos y organizaciones del exilio han valorado positivamente el gesto de Hammer, considerándolo una muestra de respaldo a voces independientes dentro de la isla.
Marta Beatriz Roque, de 78 años, ha sido una figura clave en el debate sobre derechos civiles en Cuba desde la década de los noventa, y ha enfrentado detenciones y procesos judiciales relacionados con su actividad política. Su papel continúa generando divisiones: mientras unos la consideran una figura valiente en la defensa de libertades, otros critican su cercanía con intereses extranjeros.
El hecho evidencia, una vez más, las complejidades en las relaciones entre Washington y La Habana, marcadas por tensiones históricas, diferencias ideológicas y visiones contrapuestas sobre el papel de la sociedad civil.