Cuba inaugura FITCuba 2025 en medio de crisis energética y deterioro del turismo

Mientras amplias zonas del país enfrentan apagones prolongados, el gobierno cubano dio inicio este jueves a la edición número 43 de la Feria Internacional de Turismo, FITCuba 2025, en La Habana. La cita, que busca atraer inversiones extranjeras y aumentar la llegada de visitantes internacionales, se desarrolla en un contexto nacional marcado por la escasez de servicios básicos, el deterioro de la infraestructura turística y una caída sostenida del interés por la isla como destino.

Durante la inauguración del evento, el presidente Miguel Díaz-Canel subrayó la necesidad de «reestructurar el sector turístico en el país, para seguir recibiendo las divisas tan necesarias para los programas de desarrollo económico». Sin embargo, sus declaraciones contrastan con la realidad palpable que enfrentan tanto los cubanos como los propios visitantes.

Aunque Cuba posee un enorme potencial natural, histórico y cultural para convertirse en uno de los destinos líderes del Caribe, el estado de abandono en que se encuentran muchas de sus instalaciones hoteleras, así como los constantes problemas de transporte, suministro eléctrico, escasez de productos básicos y la deficiente atención al cliente, han provocado una significativa reducción del flujo turístico en los últimos años.

Según datos recientes, la mayoría de los turistas que han visitado la isla no repiten su experiencia. El deterioro del servicio, sumado a la sensación generalizada de inseguridad económica y desorganización, ha impactado directamente en la percepción del destino. Incluso los cubanoamericanos, tradicionalmente un segmento clave para el turismo de la isla, están viajando cada vez menos. Algunos por temor a repercusiones legales o migratorias en Estados Unidos, y otros simplemente por el cansancio acumulado ante el trato deficiente que reciben y las carencias estructurales que padecen durante su estancia.

Resulta paradójico que, en un país con playas de renombre mundial, un patrimonio arquitectónico incomparable y una población cálida y hospitalaria, el turismo se encuentre en franco retroceso. Las causas son múltiples, pero entre ellas destacan decisiones políticas que parecen cada vez más desconectadas de la realidad y de las necesidades del sector.

El modelo de gestión actual —centralizado, rígido y ajeno a los estándares internacionales— ha sido incapaz de modernizar el turismo cubano y adaptarlo a las nuevas demandas del mercado global. A esto se suma la falta de incentivos reales para la inversión extranjera, así como una excesiva burocracia que desalienta iniciativas privadas y limita la competitividad del destino.

FITCuba 2025 se celebra, por tanto, en un contexto de profunda contradicción: se intenta promocionar al país como un paraíso turístico mientras su población sobrevive entre cortes de electricidad, escasez de alimentos y una calidad de vida cada vez más deteriorada. La desconexión entre el discurso oficial y la realidad cotidiana es, como mínimo, preocupante.

Queda por ver si esta feria internacional ofrecerá algo más que discursos y promesas, y si marcará un punto de inflexión real hacia una apertura más coherente y profesional del sector turístico. Por el momento, la sensación general es que el país, con todo su potencial, sigue cayendo en picada por políticas ineficaces, anacrónicas y desalineadas con las necesidades del presente.

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