La célebre actriz, protagonista de películas como Tacones lejanos y Todo sobre mi madre, falleció el 17 de diciembre de 2024, dejando un legado imborrable en la historia del cine español.
El cine español está de luto tras la partida de Marisa Paredes, una de sus actrices más emblemáticas, quien falleció el pasado 17 de diciembre de 2024, a los 78 años. Reconocida por su colaboración con el director Pedro Almodóvar, Paredes se convirtió en un símbolo del universo almodovariano y en una de las intérpretes más queridas y respetadas de la cinematografía nacional e internacional.
Su muerte deja un vacío irreparable en el panorama artístico, pero también un legado cinematográfico extraordinario, forjado a lo largo de más de cinco décadas de carrera. Desde su primera aparición en el cine hasta sus papeles más memorables, Marisa Paredes encarnó con maestría personajes que desbordaban humanidad, elegancia y fuerza dramática.
La musa almodovariana: un rostro para el cine de los 90
La trayectoria de Marisa Paredes quedará especialmente ligada a Pedro Almodóvar, con quien trabajó en algunas de las películas más importantes del cine español de finales del siglo XX. Juntos forjaron una colaboración que definió una época y que consolidó a Paredes como una figura imprescindible del cine de autor.
Su debut en el universo de Almodóvar fue en 1983, con Entre tinieblas, donde interpretó a una monja transgresora llamada Sor Estiércol. Esta película, marcada por su irreverencia y estilo provocador, fue solo el inicio de una serie de interpretaciones que demostrarían la versatilidad y profundidad de la actriz.
En 1991, Paredes protagonizó Tacones lejanos, una de las películas más emblemáticas del cineasta manchego. En el papel de Becky del Páramo, una diva musical que regresa a España para reencontrarse con su hija, la actriz dio vida a un personaje lleno de matices, que combinaba vulnerabilidad y carácter. La película, inspirada en el amor de Almodóvar por la cantante Chavela Vargas, dejó escenas memorables que aún resuenan en la memoria colectiva.
En 1995, llegó su papel en La flor de mi secreto, donde Marisa Paredes brilló en el papel de Amanda Gris, una escritora atrapada en una crisis personal y profesional. Este fue, quizás, su trabajo más introspectivo y personal, en el que logró transmitir el sufrimiento y la complejidad de un personaje atormentado.
La década culminó con Todo sobre mi madre (1999), una obra maestra que le dio a Almodóvar el reconocimiento internacional definitivo y en la que Paredes interpretó a Huma Rojo, una actriz teatral con un fuerte trasfondo dramático. La película, ganadora del Óscar a la Mejor Película Extranjera, supuso un hito en la carrera tanto del director como de la actriz, consolidando su lugar en la historia del cine.
Su última colaboración con Almodóvar fue en La piel que habito (2011), donde interpretó a Marilia, un personaje inquietante y lleno de secretos. Esta película cerró una etapa de colaboración entre ambos, marcada por la confianza mutua y la admiración artística.
Más allá de Almodóvar: una carrera versátil y global
Aunque su vínculo con Almodóvar la convirtió en un ícono, la carrera de Marisa Paredes fue mucho más extensa y diversa. Participó en películas fundamentales del cine español, como Las bicicletas son para el verano y El espinazo del diablo. También tuvo una notable presencia en el cine internacional con títulos como La vida es bella (1997), de Roberto Benigni, y Profundo Carmesí, de Arturo Ripstein.
Su talento, reconocido tanto en Europa como en América Latina, le permitió trabajar con directores de primer nivel y ser aplaudida en los festivales de cine más prestigiosos del mundo.
El adiós a una actriz irrepetible
La partida de Marisa Paredes deja un vacío en el cine y en la memoria de quienes crecieron admirando su trabajo. La actriz, con su inigualable presencia y su dominio de la escena, no solo supo encarnar personajes complejos y emotivos, sino que logró transmitir la esencia del cine de una generación.
Su legado queda inmortalizado en cada uno de sus personajes y en las palabras que alguna vez pronunció en pantalla, dejando un testimonio vivo de su talento y pasión por el arte. La actriz que dio voz y vida a tantas historias seguirá viva en el corazón del público y en cada una de las películas que hicieron de ella una leyenda.