El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha designado a François Bayrou, veterano político centrista y líder del Movimiento Democrático (Modem), como nuevo primer ministro, tras la reciente destitución de Michel Barnier. Bayrou asumirá la tarea de formar un nuevo gabinete en un contexto político complicado, marcado por la división y la falta de consenso en la Asamblea Nacional.
El nombramiento se produce tras la moción de censura que derribó al gobierno de Barnier el pasado 4 de diciembre, en una votación histórica que contó con el respaldo tanto de la izquierda como de la ultraderecha, un hecho sin precedentes en la política francesa de las últimas décadas. La decisión de Macron busca estabilizar el panorama político tras semanas de negociaciones, aunque ha suscitado críticas por la elección de una figura afín a su propio espectro político.
Bayrou, de 73 años y con experiencia previa como ministro, asumió el desafío reconociendo la complejidad de la situación. Durante sus primeras declaraciones, destacó la importancia de la reconciliación y la unidad como base para avanzar en un «largo camino» que requiere, según sus palabras, «no perder un minuto».
Oposición de la izquierda y recelos en otros sectores
La reacción de la oposición no se hizo esperar. Olivier Faure, líder del Partido Socialista, criticó el nombramiento al considerar que agrava la crisis política y democrática en curso. Faure, quien había solicitado un primer ministro de izquierda durante las negociaciones, confirmó que su partido no participará en el nuevo gobierno y advirtió contra el uso del artículo 49.3 de la Constitución, que permite aprobar leyes sin votación parlamentaria, una herramienta que contribuyó a la destitución de Barnier.
En la misma línea, el Nuevo Frente Popular (NFP) de izquierda, liderado por La Francia Insumisa (LFI), anunció que presentará una nueva moción de censura contra Bayrou, con el objetivo de debilitar tanto al nuevo primer ministro como al propio Macron. «Es otro golpe a la democracia», expresó Manuel Bompard, coordinador nacional de LFI.
Por su parte, la Agrupación Nacional, encabezada por Jordan Bardella, no contempla de momento una moción de censura automática, aunque ha manifestado su escepticismo ante el nuevo gobierno, dejando claro que mantendrán firmes sus «líneas rojas».
Apoyo de aliados tradicionales
Mientras tanto, los aliados de Macron han respaldado públicamente la designación de Bayrou. Gabriel Attal, ex primer ministro y colaborador cercano de Macron, elogió la elección, destacando la capacidad del líder de Modem para «defender el interés general y construir la estabilidad que necesitan los franceses».
El desafío para Bayrou será consolidar apoyos suficientes en un entorno político polarizado, mientras busca implementar políticas que logren satisfacer las demandas de una ciudadanía cada vez más crítica y fragmentada. La Asamblea Nacional, escenario de las próximas decisiones clave, será el termómetro de su capacidad para liderar en un momento crucial para Francia.