En un emocionante llamado a las autoridades de salud de Cuba, Javier Peguero Juanes, residente de Santiago de Cuba, ha publicado una carta abierta dirigida al Ministerio de Salud Pública (MINSAP) solicitando acceso a la muerte digna. Esta petición surge en el marco de la reciente aprobación de la nueva Ley de Salud Pública, que contempla, bajo ciertos criterios, la posibilidad de tomar determinaciones sobre el final de la vida de pacientes en estados agónicos o terminales.
Desde hace ocho años, Peguero Juanes enfrenta una enfermedad no especificada que lo ha sumido en un estado de dolor crónico y sufrimiento constante. En su desesperada solicitud, describe encontrarse en «los más altos niveles de la agonía», un sufrimiento que le acompaña día tras día sin tregua. A pesar de sus esfuerzos por mitigar el dolor con medicamentos como el Tramadol, afirma que estos han comenzado a perder efectividad, dejándolo en un estado de desesperanza y sufrimiento ininterrumpido.
La publicación de Peguero Juanes en Facebook resalta la desesperación de vivir atrapado en un cuerpo que le «castiga constantemente». A través de su carta, el joven busca que se evalúe su caso con la mayor inmediatez posible, acogiéndose al artículo 16 inciso R de la nueva ley de salud pública. Este marco legal, aunque evita explícitamente el uso del término «eutanasia», abre la puerta a «determinaciones» que podrían permitir una muerte digna en circunstancias excepcionales.
El caso de Javier Peguero Juanes no solo pone de relieve la complejidad ética y médica que rodea al debate sobre la eutanasia y la muerte digna, sino que también subraya la importancia de las disposiciones recién introducidas en la legislación cubana. Mientras el MINSAP evalúa la solicitud de Peguero Juanes, su caso se convierte en un punto de referencia en la discusión sobre los derechos de los pacientes a decidir sobre su propio final ante enfermedades degenerativas e incurables.
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