En la madrugada de este martes, Cuba volvió a enfrentarse a una desconexión total del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) tras la salida de operación de la termoeléctrica Antonio Guiteras, una de las principales plantas generadoras del país. El apagón, que dejó a gran parte de la población sin electricidad durante horas, evidencia una vez más la fragilidad del sistema energético cubano y la profunda desesperación que vive la población ante una crisis que parece no tener fin.
El colapso reiterado de la Guiteras: ¿un símbolo del abandono?
La termoeléctrica Antonio Guiteras, ubicada en Matanzas, ha sido durante años un pilar del sistema eléctrico cubano. Sin embargo, sus constantes salidas de operación por averías, falta de mantenimiento y deterioro acumulado la han convertido en un ejemplo del colapso estructural del sector energético en la isla. Este nuevo apagón deja en el aire preguntas inquietantes: ¿es esto una muestra más de incompetencia en la gestión del sistema eléctrico? ¿O es parte de un experimento para medir hasta dónde puede soportar el pueblo cubano?
La falta de comunicación clara por parte de las autoridades sobre las causas específicas de esta última desconexión no hace más que aumentar la frustración de la población. A lo largo de los últimos años, los cubanos han sido testigos de apagones cada vez más frecuentes, que afectan no solo la calidad de vida diaria, sino también la economía del país y los servicios básicos.
El impacto en un país ya en crisis
La salida de servicio de la termoeléctrica Guiteras agrava una situación ya insostenible para millones de cubanos. Sin electricidad, las familias enfrentan la imposibilidad de conservar alimentos, cocinar o simplemente resistir las altas temperaturas del Caribe. Para muchos, la noche se convierte en una batalla contra los mosquitos, el calor y la oscuridad, mientras que el día se inicia con un transporte público colapsado y una rutina marcada por el agotamiento físico y emocional.
A medida que la crisis energética se profundiza, las preguntas se multiplican: ¿Qué plan tiene el gobierno para solucionar este problema crónico? ¿Por qué las inversiones necesarias en infraestructura energética parecen nunca llegar? Y sobre todo, ¿hasta cuándo se espera que los cubanos soporten esta situación?
El aguante de un pueblo en el límite
Los apagones se han convertido en un recordatorio constante de las dificultades que enfrenta Cuba. Pero para muchos, también simbolizan una sensación de abandono, de estar en un experimento donde el límite de su resistencia parece ser el objetivo. «Es como si quisieran ver hasta dónde podemos aguantar sin explotar», comenta un residente de La Habana. «Ya no es solo la falta de comida, el transporte, o los medicamentos. Ahora ni siquiera tenemos la luz para enfrentar todo lo demás».
Mientras tanto, el gobierno sigue llamando a la «resistencia» y al «sacrificio», pero las palabras ya no son suficientes para un pueblo que siente que su paciencia y su fortaleza están siendo puestas a prueba día tras día.
Un futuro incierto
La desconexión de la termoeléctrica Antonio Guiteras no es un evento aislado; es parte de una crisis energética que parece no tener solución a corto plazo. Con una infraestructura obsoleta y recursos limitados, el sistema eléctrico cubano enfrenta desafíos que requieren mucho más que parches temporales.
Para el pueblo cubano, la pregunta no es solo cuánto tiempo más estarán sin electricidad, sino cuánto tiempo más podrán resistir una vida definida por la incertidumbre, el sacrificio y la desesperación.