En medio de las dificultades económicas que enfrenta la mayoría de la población en Cuba, ha surgido una nueva élite en la ciudad de Holguín, donde espacios como el Elite M&E Bar se han convertido en símbolos de lujo y privilegio, accesibles únicamente para un grupo selecto de personas vinculadas a círculos de poder y patrocinadores en el exterior.
Ubicado en la Plaza de la Marqueta, el Elite M&E Bar ofrece un ambiente exclusivo, climatizado y con servicio eléctrico ininterrumpido, una rareza en un país afectado por constantes apagones. Este local, que cuenta con espacios VIP, seguridad privada, una cava de vinos importados y un menú que supera en calidad al de muchos hoteles de lujo en la isla, ha captado la atención no solo por su ostentación, sino por las conexiones de sus propietarios con figuras influyentes.
Lisandra Lafuente y Tamara Marrero, asociadas a testaferros residentes en Miami, lideran este proyecto, respaldadas por el patrocinio de Lis Cuesta, esposa del presidente cubano. Este apoyo ha sido clave para consolidar la exclusividad del lugar, donde eventos como la «Cena Blanca» pueden alcanzar precios de hasta 10,000 pesos por persona, una cifra que contrasta con los ingresos de la mayoría de los cubanos.
Mientras tanto, la población general sigue enfrentando carencias básicas, desde la escasez de alimentos hasta la falta de medicamentos y la precariedad de los servicios básicos. Sin embargo, estos espacios exclusivos reflejan cómo ciertos sectores vinculados a la política y los negocios han logrado construir un estilo de vida al margen de las penurias que aquejan al resto del país.
Este fenómeno no solo pone en evidencia la desigualdad que se ha afianzado en la isla, sino que también genera un profundo descontento entre quienes ven estas muestras de opulencia como una contradicción frente al discurso oficial que justifica las carencias en nombre de un sacrificio colectivo que parece no ser compartido por todos.