La Habana cumple hoy 505 años de su fundación, marcada por un contexto de recuperación tras el paso del huracán Rafael. A pesar de los esfuerzos por devolver la normalidad a la capital cubana, los retos estructurales y sociales continúan siendo evidentes en una ciudad que lucha por equilibrar su rica historia con las carencias del presente.
La gobernadora de La Habana, Yanet Hernández Pérez, destacó en el espacio televisivo Mesa Redonda el trabajo de las comunidades y brigadas procedentes de otras provincias en la rehabilitación de los servicios básicos. Sin embargo, los daños causados por el huracán reflejan las vulnerabilidades de una urbe que, además de enfrentarse a fenómenos naturales, sufre los efectos acumulativos de décadas de abandono y deterioro.
Problemas persistentes en los servicios básicos
El restablecimiento de la electricidad ha sido uno de los principales focos de atención tras el huracán. Según Ana Fidalgo Carbó, directora de la Empresa Eléctrica de La Habana, aunque el 99 % de los habitantes cuenta nuevamente con suministro eléctrico, municipios como Boyeros, La Lisa y Arroyo Naranjo siguen experimentando cortes debido a los graves daños en las infraestructuras.
Por otro lado, el servicio de agua continúa siendo limitado. Según Yosvanys Rubí Bazayl, director de Aguas de La Habana, más de 200 equipos de bombeo quedaron inoperativos tras el colapso del sistema eléctrico. Aunque se han implementado soluciones temporales como el uso de pipas y camiones con tanques, muchos residentes siguen enfrentando dificultades para acceder al agua potable.
En el ámbito de las telecomunicaciones, los daños afectaron a decenas de miles de usuarios. Yudith Toledo Ortega, de Etecsa, señaló que 78 000 líneas telefónicas se vieron interrumpidas, además de la desconexión masiva de radiobases móviles debido a los apagones.
Una celebración entre el deterioro y la esperanza
Mientras se organizan actividades culturales y deportivas para conmemorar el aniversario, el estado físico de la ciudad sigue siendo motivo de preocupación. La acumulación de desechos sólidos, la precariedad en los servicios básicos y el deterioro de infraestructuras esenciales contrastan con los esfuerzos por embellecer la capital y fomentar un sentido de orgullo entre sus habitantes.
Katia Cárdenas Jiménez, de la Oficina del Historiador, destacó que varios espacios emblemáticos de la ciudad, como el Castillo de San Salvador de la Punta y el malecón habanero, serán protagonistas de iniciativas culturales. Sin embargo, estas acciones no logran ocultar las profundas brechas en la calidad de vida de los residentes.
Un futuro incierto para La Habana
La celebración de los 505 años de La Habana invita a reflexionar sobre el estado actual de la ciudad y los desafíos que enfrenta. Aunque las autoridades recalcan la importancia de la participación ciudadana y la transformación social, el deterioro acumulado y las limitaciones económicas plantean interrogantes sobre el futuro de una capital que busca preservar su identidad y funcionalidad en medio de adversidades persistentes.
La Habana, con su historia y belleza innegables, sigue siendo un símbolo de resistencia, pero también un recordatorio de la necesidad urgente de soluciones sostenibles y estructurales para garantizar un futuro digno para sus habitantes.